El último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), dependiente de Naciones Unidas, ha levantado la preocupación en torno a las consecuencias del efecto invernadero a corto plazo. En el estudio, los expertos del IPCC sostienen que a pesar de los esfuerzos por reducir la emisión de gases, la última década, entre 2000 y 2010, se ha registrado una aceleración en las emisiones.
En este contexto, Tatiana Nuño, responsable de Cambio Climático para Greenpeace, ha recordado que no podemos dejar de pensar que “el cambio climático se ha acelerado a causa de la acción humana” y ha suscrito por completo el informe de la ONU que, aunque es duro, levanta la esperanza ante la posibilidad de no provocar el aumento de esos 2ºC que, según Nuño, “serían catastróficos”.
“Cuanto mayor sea el cambio, más organismos habrá que no se podrán adaptar”, sostiene Nuño. Pero la pregunta es si nosotros nos podremos adaptar. Nuño asegura que “nos saldrá mucho más caro” porque llegará un momento en que el aumento de entre 1,5ºC o 2ºC provocará que las consecuencias del cambio climático se agraven.
Olas de calor, sequías, tormentas o inundaciones, situaciones que ya estamos viviendo hoy en día a causa del cambio climático harán que estos impactos crezcan. “Aunque hemos avanzado mucho en investigación todavía no se conocen las consecuencias concretas, pero afectará a muchas regiones y a cultivos básicos”, añade.
Para intentar evitarlo, Nuño ha suscrito las recomendaciones de la ONU. “Necesitamos recurrir más a las energías renovables para dejar de emitir gases de efecto invernadero”, sostiene Nuño. “Y para ponerlas en marcha, hace falta voluntad política”, añade. “Las energías renovables son cada vez más fáciles y más baratas. Lo que pasa es que es necesaria voluntad política”, añade Nuño. “Pero cuanto antes lo hagamos, más barato será, porque si tardamos más la adaptación a ese cambio climático será más cara”, explica.
En el mismo sentido se explica Alejandro Sánchez, miembro de la Fundación del partido político ecologista Equo, que sostiene que “no se han hecho suficientes esfuerzos” para evitar la escalada del cambio climático. “Estados Unidos nunca firmó el protocolo de Kyoto. Es decir, el principal contaminante del mundo no ha limitado sus emisiones más que de forma voluntaria”, explica Sánchez. “Y en la Unión Europea sí hay un grupo de países que se lo ha tomado en serio, pero no lo cumplieron: entre ellos, España”, añade. A pesar de ser un acuerdo vinculante, no tuvo éxito y ahora el Protocolo de Kyoto ya no existe.
Según este estudio, el peor escenario para el planeta tendría lugar en caso de que la temperatura aumentara en 2ºC,
cuando los efectos del cambio climático (olas de calor, inundaciones…) serían más graves . En 2009, la comunidad internacional se reunió en Dinamarca para intentar fijar los objetivos de autorregulación, pero no tuvo éxito. “Desde el fracaso de la Cumbre de Copenhague, todo ha ido a peor. Se tenía que haber llegado a un segundo protocolo” que no se ha alcanzado, asegura Sánchez.Los expertos del Panel, dependiente de Naciones Unidas, aseguran que estamos a tiempo, pero es muy alarmante en su contenido. “Es normal que el IPCC haga esa llamada tan alarmante, porque los objetivos no se han tenido en cuenta y ahora las consecuencias las padecen los países más pobres”, añade Sánchez.
Según el informe, para 2050 deberían reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 40% y un 70%. “Los ecologistas somos más exigentes: pedimos un 80%”, explica. ¿Por qué? Porque “el IPCC da un porcentaje para que la cifra sea algo alcanzable”. Incluso con estas cifras, la UE no acepta más que el 30%.
El final del »boom» del carbón en China
La responsable de Cambio Climático de Greenpeace se ha mostrado optimista ante la postura que tomarán tanto China como Estados Unidos, los dos principales contaminantes, en la próxima cumbre, que se celebrará en París en 2015. “Veremos la postura de Pekín y Washington, pero esperamos que den el paso para reducir las emisiones”, asegura.
“Más del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de China”, asegura la activista, un país cuya política energética se ha enfocado entre 2000 y 2010 a la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, Nuño asegura que “las últimas medidas que ha puesto en marcha para mantener el aire limpio apuntan al final de ese ‘boom’ del carbón”. Nuño explica cómo el gigante asiático ha desarrollado nuevas energías renovables y reducido costes de estas. Por ello, “podrían llegar a negociar con la UE para poner fin a las emisiones”.
Además de reducir estas emisiones, los expertos de la ONU recomiendan triplicar o incluso cuadruplicar el porcentaje de fuentes energéticas limpias, pero ¿qué ocurre con las energías renovables? Sánchez sostiene que éstas no son tan caras como se dice. «Son los intereses concretos de determinadas industrias, como la petrolera, los que fomentan la visión de que estas energías son caras y de que el cambio climático no es tan drástico como se dice».
“A los gobiernos no les interesa la visión del IPCC. Investigadores de todo el mundo corroboran la conexión entre la quema de combustibles fósiles y los cambios climáticos; son opiniones científicas inapelables e insoslayables”, afirma Sánchez. “Sin embargo, las grandes corporaciones energéticas tienen secuestrada la voluntad de los políticos”, añade.