La “Cuarta Revolución Industrial” ya se aplica para transformar la vida de los ciudadanos. Gobiernos de todo el mundo están incorporando las tecnologías emergentes para prestar servicios más eficientes. Estos proyectos han comenzado a dar sus primeros frutos y varios países se han convertido en referentes internacionales en la Administración Pública del futuro.
Impresión 3D de réplicas de órganos, vehículos autónomos en el transporte público o el abastecimiento de sangre a zonas aisladas gracias al uso de drones son algunos ejemplos que Indra destaca en su informe Best Government Emerging Technologies. La compañía de consultoría y tecnología ha seleccionado 14 casos de éxito a escala global en la aplicación de las tecnologías emergentes.
Singapur aparece como uno de los modelos más destacados en el dossier. Por las calles de la ciudad-estado circulan minibuses y taxis autónomos desde mediados de 2016. El experimento ha funcionado y solo un accidente de un coche al cambiar de carril ha ensombrecido el uso de este tipo de vehículos sin conductor. La alta tasa de densidad poblacional y las pocas ventas de automóviles, debido a los altos impuestos de circulación, han ayudado también a que el Gobierno haya apostado por la transición del transporte público.
Pero no es la única muestra de transportes robóticos. Ruanda utiliza drones para enviar medicamentos y sangre destinada a transfusiones urgentes en zonas remotas. Los aviones no tripulados son capaces de volar 150 kilómetros de ida y vuelta, y soportan hasta un kilo y medio de peso. En tan solo 15 minutos el paciente puede recibir el encargo y los facultativos salvar su vida.
También en el ámbito de la salud destaca el proyecto Telea –impulsado por la Xunta de Galicia– que se basa en el Internet de las Cosas (IoT) para prestar teleasistencia a enfermos crónicos. Esta tecnología permite que varios sistemas médicos interactúen entre sí en función de la información recibida sobre cada paciente y el análisis clínico gracias al Big Data. El método ha reducido un 75 % el reingreso por desestabilización de los enfermos.
Amsterdam se ha convertido en una ciudad más eficiente desde que utiliza aplicaciones urbanas para gestionar los servicios de la ciudad. La instalación de iluminación inteligente ha generado ahorros de 10 billones de euros anuales; la organización del tráfico ha logrado reducir en un 10 % de horas perdidas en los vehículos; y el sistema de Smart Shipping Traffic para la apertura y cierre de los puentes ha permitido reducir en 80.000 euros el coste de mantenimiento de cada puente.
El informe elaborado por Indra recoge otros diez casos sobre cómo la experimentación con tecnologías emergentes permite a los gobiernos ofrecer servicios públicos más eficaces y efectivos, capaces de crear mayor valor añadido y transformar la vida de las personas.