Los investigadores del caso de Asunta, la niña de 12 años asesinada cerca de Santiago, barajan dos líneas para determinar el móvil del crimen, en el que la madre Rosario Porto, es la principal sospechosa: una razón económica relacionada con la herencia de los abuelos maternos, o un brote psicótico de la persona que acabó con la vida de la menor. El entorno familiar ha manifestado que la madre estuvo ingresada en julio en una unidad psiquiátrica de una clínica.
La Guardia Civil recaba pruebas sobre la supuesta implicación de la madre en el homicidio, en el que también está imputado su exmarido y padre de la menor, Alfonso Basterra, del que se sospecha que podría haber sido encubridor.
Determinar el móvil del crimen es relevante de cara a la responsabilidad penal del criminal, porque no es lo mismo que haya tenido un comportamiento de psicópata, que haber sufrido un brote psicótico. Lo explica Lluis Borrás, psiquiatra forense, que especifica que el psicópata no tiene ningún trastorno mental, sino que es una persona sin empatía, egoísta y nula moralidad. En cambio, la persona que sufre delirio ve mermadas sus facultades mentales.
Según el especialista, el brote psicótico puede ser la señal de una enfermedad que se despierta o delirios como consecuencia de situaciones de trauma o estrés.
¿Puede matar alguien solo por tener el brote? «Sí. Muchos crímenes se producen como síntomas de brotes psicóticos».
Estos delirios o alucinaciones alteran la voluntad y la capacidad para reconocer la realidad y la diferencia entre el bien y el mal. Pueden aparecer de forma súbita, acelerados por el consumo de alcohol o sustancias tóxicas; o de forma «insidiosa». «La persona se encierra en sí misma, tiene pensamientos extraños y al final es incapaz de reconocer la realidad. Los brotes pueden durar horas, días, semanas o seis meses como máximo. Si se prolongara más tiempo, estaríamos ante un caso de esquizofrenia».
Borrás sostiene que el brote puede manifestarse en personas normales, aunque suelen tener un carácter más frágil, vulnerable, dependiente de los demás o rígido. En estos casos, siempre hay un factor externo, una situación que altera la vida y que desencadena este comportamiento.
Para las personas que sufren un problema mental, los brotes suelen estar relacionados con trastornos de la personalidad: personas solitarias; paranoides y desconfiadas; y los llamados esquizotípicos, que son pacientes obsesionados con demonios, brujos y fuerzas maléficas.
Según el experto, el 30% de los brotes psicóticos acaban en esquizofrenia. En cuanto a los tipos de delirios, menciona varios: los que se producen por celos, los de grandeza -en este caso se enmarcan personas que se creen el centro y criminales que matan en nombre de alguien-, los místicos, y los de manía persecutoria.
Al margen del crimen de Santiago, Lluis Borras asegura que «es muy poco frecuente que una madre mate a su hijo sin que se haya producido un brote psicótico». «El instinto maternal está por encima de todo, es muy fuerte».
Con respecto al asesinato de la pequeña Asunta, opina que tal y como se encontró el cuerpo, en una pista forestal, pero sin ocultar, revela que «el crimen estuvo mal planificado, desorganizado y puede tener un componente psicótico».
Desde el punto de vista penal, probar jurídicamente que un criminal sufrió un brote psicótico puede ser atenuante en la pena, e incluso llevar a que se sustituya la cárcel por el internamiento en un centro psiquiátrico.