Un grupo de unos 200 jóvenes del barrio madrileño de la Alameda de Osuna y otras localidades cercanas como Daganzo se reunieron en el metro de Alameda de Osuna para ir a la fiesta del Madrid Arena. Desde hace semanas no se hablaba de otra cosa, todo el mundo iba a ver al DJ Steve Aoki.
Estuvieron durante un rato en el parking del recinto y después entraron, según ha contado Jacqueline, madre de una amiga y compañera del instituto de Cristina, una de las tres jóvenes de 18 años fallecida.
Tanto esta madre como los amigos de las jóvenes fallecidas, que vivieron el horror junto a ellas, coinciden en que había más gente de la permitida.
Por este motivo piensan denunciar a los organizadores. “Me caí con ellas a la vez, si estoy aquí es un milagro”, cuenta una de las mejores amigas de Katya y amiga también de las otras dos jóvenes que perecieron en la fiesta de Halloween.
La joven consiguió salir y no supo de la suerte que habían corrido sus amigas hasta el día siguiente. “Me enteré cuando empiezas a llamar por teléfono y no te lo cogen”.
La joven cuenta que fue una de las primeras en tropezar por los empujones de la gente y a partir de ese momento otros jóvenes empezaron a caer. Unos encima de otros.
Resultó herida con un esguince, lesiones en los ligamentos y varias fibras de las ingles rotas, pero puede vivir para contarlo. Aun así no será fácil pasar página. Permaneció durante unos diez o quince minutos intentando liberarse.
Los vigilantes y algunos chicos intentaban sacarle, pero le tiraban de los brazos y con eso no conseguían nada. “Hasta que un chico me cogió del torso no pude salir”, cuenta la joven, que recuerda a varias personas caídas sobre una de sus piernas y a una joven vomitándole encima.
Los gritos de los jóvenes desesperados todavía retumban en su mente. “Socorro”, “auxilio”, “no me quiero morir”, “no puedo respirar”, gritaban los jóvenes atrapados a su alrededor.
La joven afirma que no vio ninguna puerta de seguridad cerca y que no había apenas guardias de seguridad en la fiesta. “A mí me sacaron gracias a que rompieron la puerta que daba a un guardarropas”, añade la joven.
La avalancha se produjo por el gran número de personas, no por el caos provocado por una bengala
Todo ocurrió a las 3’30 horas de la madrugada. La joven estaba junto a las fallecidas , su novio y unos amigos más. Llevaban apenas media hora dentro del Madrid Arena en la sala principal, pero decidieron tomar el túnel para ir hacia otro piso en el que no hubiese tanta gente.
Huían de la muchedumbre y se encontraron con una ratonera. “Bajamos por propia inercia”, cuenta la joven. La avalancha no se debió al caos provocado por un petardo o una bengala, como se indicó en un principio, si no por el gran número de personas en el túnel, según cuentan los amigos de las víctimas, testigos de la tragedia.
La situación se descontroló cuando el DJ estrella de la noche Steve Aoki comenzó su actuación. Unos querían entrar, otros salir… “Las bengalas se encendieron después”, aclaran los jóvenes. Las encendieron los vigilantes para dispersar a la gente, según relatan.
“Cristina era muy alegre y muy buena, una gran persona”, añade el novio de la chica, que se encontraba también en el túnel donde ocurrió la tragedia.
Los amigos de las víctimas solo quieren ahora que se haga justicia y que se sepa la verdad. Paradójicamente estos jóvenes tenían comprada una entrada para ir a otra fiesta en el Madrid Arena en año nuevo. Aunque aseguran que no irán. Tienen el miedo en el cuerpo y no será fácil olvidar la noche del 30 de octubre, en la cual las vidas de Katia, Cristina y Rocío se apagaron para siempre, con apenas la mayoría de edad cumplida.