Eran del barrio y fueron secuestradas en las inmediaciones de la casa en la que han permanecido durante diez años. Amanda, Gina y Michelle estuvieron además atadas en la casa de los horrores, y siempre permanecieron en ella, informa el diario USA Today.
Así lo ha confirmado el jefe de la Policía de Cleveland Michael McGrath, que además ha señalado, a la espera de dar más detalles en una próxima rueda de prensa, que las chicas se encuentran bien de salud y que fueron trasladadas al hospital.
Lo cierto es que algunos medios locales ya habían avanzado que en las paredes del sótano de la que ya se conoce como casa de los horrores, en el 2207 de Saymour Avenue, en Cleveland (Ohio), había cadenas, que podrían haber sido utilizadas para mantenerlas atadas.
Asimismo, el jefe de la Policía ha aclarado que las jóvenes siempre permanecieron en esa casa desde su secuestro, cada una en un año: Michelle Knight en 2002; Amanda Berry en 2003 y Gina DeJesus en 2004.
Por su parte, un portavoz del centro médico en el que las tres chicas han sido ingresadas ha señalado que se encuentran bien y que hablan con los médicos, aunque tampoco ha querido dar más datos.
Por su parte, uno de los médicos de urgencias ha señalado que «este no es el final que se suele escuchar en este tipo de historias, así que estamos muy contentos«. Gerald Maloney ha añadido además que «son capaces de hablar con nosotros, pero no puedo dar más detalles».
Sí ha trascendido que, aunque las chicas se encuentran bien de salud, llegaron al hospital con cierto grado de deshidratación y con malnutrición. Cientos de personas se congregaron en la noche del lunes a las puertas del centro sanitario, después de que las chicas fueran llevadas tras su liberación.
Una llamada que ha dado la vuelta al mundo
Los hechos se desencadenaban el lunes después de una llamada al 911, el teléfono de emergencias de Estados Unidos: «Soy Amanda Berry. Fui secuestrada. He estado desaparecida durante 10 años. Estoy libre, estoy aquí ahora».
Previamente, un vecino del 2207 de Seymour Avenue, en Cleveland (Ohio), había sido el héroe que dio fin a uno de los secuestros más largos de la historia con final feliz. Se trata de Charles Ramsey, que ha contado que cuando iba de camino a por una hamburguesa escuchó unos gritos que provenían del sótano: «Oí gritos y vi a una chica que se estaba volviendo loca tratando de salir de allí. Me dijo: »Ayúdame, llevo mucho tiempo». La verdad es que pensé que había sido una disputa por violencia doméstica».
Pero no era así. Logró acceder a la vivienda tirando una puerta de aluminio. Y conoce a Ariel Castro, uno de los tres hermanos detenidos por el secuestro: «»He hecho barbacoas con este tío, hemos comido costillas y escuchado salsa…«, añadiendo que era una persona normal en el barrio que no trataba de ocultarse. Además, termina con cierta gracia: «»Hermano, supe que algo iba mal cuando una pequeña niña blanca corría hacia los brazos de un hombre negro«, haciendo referencia a la hija de 6 años de Amanda.
Y es que Amanda, todo apunta que durante su cautiverio, dio a luz a una niña que ahora tiene seis años. Sin embargo, los vecinos han asegurado que en el sótano había más niños, tres o cuatro. Se está a la espera de que la Policía aclare este punto.
Tres hermanos detenidos
Los agentes han arrestado ya a tres individuos, hermanos entre sí, y de los que ha trascendido sólo la identidad de uno. Se trata de Ariel Castro, un hombre de origen hispano de 52 años que trabajaba como conductor de autobuses escolares.
Castro es el dueño de la vivienda, en la que reside desde 1992. Se ha sabido que en el año 1993 ya fue condenado por un delito de violencia doméstica, aunque no constan más antecedentes contra él.
El mayor Frank Jackson ha señalado que todavía «quedan muchas preguntas sin respuesta en este caso, pero la investigación continúa». Y también contúa la alegría y emoción entre los familiares y amigos de las secuestradas.
Así, Kayla Rogers, una amiga de la infancia de Gina ha señalado que «he estado rezando siempre, nunca me he olvidado de ella». Por su parte, Tasheena Mitchel, prima de Amanda Berry, ha dicho que jamás perdió la esperanza de encontrarla con vida.