Sabine Dardenne fue secuestrada el 28 de mayo de 1996, cuando sólo tenía 12 años de edad. Pasó los siguientes 80 días confinada en una bodega, donde afirma que fue violada hasta que su secuestrador fue detenido por la policía.
Ahora, cuando han pasado varios años de su fatídico secuestro, Dardenne ha confirmado que sigue leyendo las cartas y el diario que escribía mientras estaba cautiva en el zulo donde se encontraba confinada. Ella fue secuestrada por Marc Dutroux y su cómplice, Michel Lelievre, que además era su mujer, mientras iba en bicicleta a la escuela. Fue empujada por una furgoneta, metida dentro y lo próximo que recuerda es que se encontraba metida en un baúl de metal.
«Me ató a la cama encadenada por el cuello”, dijo la joven. «Estuve allí dos o tres días”. Después de esos días, Dardenne fue trasladada al sótano, donde Dutroux le había preparado un compartimento secreto con una sola bombilla, un colchón y nada más. Ella en ocasiones oía voces fuera, en la calle, pero que sólo veía a Dutroux. Este le dijo en varias ocasiones que la tenía allí para evitarla un destino peor.
Ella sabía que no había nada más horrible que lo que estaba viviendo en esos momentos. «Según él, me estaba salvando la vida. Él me estaba protegiendo contra alguien que quería hacerme daño y que había exigido dinero de mis padres”.
«Me dijo que podía escribir cartas. Escribí a mis padres. Les hablé de mi día, como si fuera el día de fiesta”. «Les deseé toda la felicidad que pude. Según él, mis padres se implicaban. Todavía me amaban«.
Un día, harta de tanto encierro y soledad, Sabine le pidió a Dutroux una amiga, «para tener con quien hablar». Pocas semanas Dutroux apareció con Laetitia Delhez, la sometió a abusos sexuales durante varios días y luego la encerró con Sabine. Sabine ha manifestado que se siente culpable por este asunto, pero fue ‘gracias’ a este rapto como dieron con ellas.
Al contrario de los raptos anteriores, esta vez hubo testigos del secuestro de Laetitia. Ellos vieron como era la furgoneta, que ruido hacía y como encontrarla. Gracias a los testimonios de muchos testigos, la policía dio con Dutroux en seis días. Acosado por los interrogatorios, accedió a llevar a las autoridades a su casa. Allí mostró donde tenía escondidas a las niñas, quienes, al verse liberadas, besaron al secuestrador. Hoy en día todavía se arrepienten de ello.