La profesora de la Universidad de Navarra, Natalia López Moratalla, ha afirmado que la risa “oxigena el cerebro” porque evita que se libere cortisol, la hormona del estrés, produciendo un efecto “desestresante”. Según la experta, las personas que se ríen tienen “hasta cuatro años más de vida”.
López Moratalla ha expuesto las conclusiones de una investigación sobre el funcionamiento de la felicidad en el cerebro humano durante la clausura del año académico en el Colegio Mayor Peñalba de Zaragoza.
La científica ha explicado este funcionamiento a partir del procesamiento de un chiste, donde intervienen tres capas del cerebro. La parte más interna, en la base del cerebro, procesa las cuestiones más viscerales; la intermedia o sistema límbico, las emociones y sentimientos, y la corteza, muy desarrollada en el hombre, el conocimiento y el pensamiento.
Así, cuando escuchamos un chiste, la información comienza a procesarse en la corteza, la parte del cerebro donde entendemos las palabras y también la “central de detección de errores”, señala la científica. El error se advierte cuando lo captado hasta entonces no coincide con la expectativa de lógica con la que empieza el chiste.
Al frenarse la lógica, llega la ilógica, y al coincidir ambas en esa parte de la corteza, “se detecta el absurdo” en el cerebro, que es lo que nos hace reír, según la experta.
En general, los hombres cuentan más chistes y las mujeres se ríen más. Y es que, según Moratalla, en la corteza entendemos los chistes por igual y la carcajada se despierta de forma paralela en ambos, pero las mujeres tienen un “mayor componente emocional” que el varón. Para ellas no es suficiente con que algo sea absurdo para divertirse, mientras que para ellos les basta oír algo absurdo para reírse.
La risa pone de manifiesto nuestra libertad cuando somos capaces de reírnos ante situaciones tensas o difíciles. Ello indica que el problema “se puede superar y que no estamos abocados al fracaso”, afirma la profesora de la Universidad de Navarra.
La risa “oxigena el cerebro” porque evita que se libere cortisol, la hormona del estrés, produciendo un efecto “desestresante”, añade.