Este domingo 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Lepra. Si bien la indicencia en los países desarrollados es prácticamente inexistente, aún se siguen dando casos.
España no es una excepción en este sentido ya que según los últimos datos disponibles, a lo largo de 2012, se notificaron 9 nuevos casos de lepra en nuestro país (14, en el año 2011) en su mayoría casos importados, aunque también hay algunos casos autóctonos, generalmente de zonas históricamente endémicas como Andalucía, Galicia y Levante.
En cuanto a la evolución de la enfermedad las casuísticas se mantienen en torno a los 15 o 20 casos nuevos anuales; en lo que respecta a la prevalencia, en 2011 había 72 casos registrados y 56 casos en 2012.
«No tenemos que estar preocupados pero sí tenemos que estar alerta», afirma el doctor José Ramón Gómez Echevarría, director médico de Lepra Fontilles. De hecho la historia recuerda que en la década de los 50 había más de 7.000 casos censados de la lepra en España.
Esto significa que «el control es bueno», pero se debe ser consciente de que aproximadamente el 70 por ciento de los casos son importados a consecuencia de fenómenos como la globalización o el incremento de los viajes y el turismo.
En 1995, el Ministerio de Sanidad creó, a través del Real Decreto 2210/1995, la Red nacional de vigilancia epidemiológica y se elaboró un listado de enfermedades de declaración obligatoria, entre las que se encontraba la lepra.
Detección precoz
En España, al igual que en Europa y el resto de países ricos, «la lepra en los nativos es escasa», y estos enfermos «están bien controlados» con lo que la enfermedad «no es un problema». En gran medida, destaca el experto, es debido al compromiso del personal sanitario que reconoce mejor la enfermedad, lo que ayuda a una detección precoz y un tratamiento rápido que evita las posibles secuelas.
Para normalizar la situación de los enfermos y aumentar el conocimiento de la enfermedad desde la Asociación Fontilles se incide en la necesidad de eliminar el estigma que supone la enfermedad, su objetivo es eliminar del lenguaje el uso del término «leproso» y «lepra» como sinónimos de algo negativo y maldito, ya que el uso de estos términos inadecuadamente ha hecho que se perpetúen no sólo el estigma y la discriminación hacia las personas afectadas por la lepra, sino también los mitos y malentendidos sobre esta enfermedad.
«Lo que se sabe sobre la lepra es poco y mal, se piensa que no existe tratamiento, que no existe la enfermedad o que es muy contagiosa. Cuando una persona dice que tiene lepra la gente recurre a las imágenes de gente mutilada con lo que el paciente provoca un rechazo que es difícil de quitar. Estos pacientes que se quedaron con discapacidades tienen un estigma que se padece también psicológicamente», concluye Gómez Echevarría.
Mesas informativas
Pese a ser una enfermedad erradicada en los países desarrollados, se siguen registrando casos en el primer mundo. De ahí que las autoridades sanitarias permanezcan en alerta ante la posibilidad de enfrentarse a esta y a otras enfermedades “antiguas y olvidadas” en el mundo occidental.
Para informar de esta enfermedad estigmatizada por la sociedad, la asociación Fontilles colocará mesas informativas en Valencia y ha organizado una exposición sobre la misma en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Alicante. El acto central de esta campaña se celebrará este domingo en Valencia con una fiesta solidaria en el antiguo cauce del río Turia.
Fontilles pide la colaboración de todos para acabar con esta enfermedad. Además, insta a los medios de comunicación a que eliminen el término »leproso» y »lepra» como sinónimo de algo negativo y maldito.