El programa de prevención de la Obesidad infantil en Barcelona ha conseguido evitar la obesidad en 1 de cada 3 escolares en la ciudad. Esta actuación de salud se centra en promover la actividad física suficiente en edad escolar (1 hora mínimo al día), un descanso adecuado (9- 10h al día), una alimentación equilibrada, y alcanzar un máximo de dos horas diarias de exposición a pantallas (TV, videojuegos, etc.).
La intervención que ha llevado a cabo el programa POIBA se denomina ‘Crezcamos Sanos’ y se basa en un bloque de 9 sesiones en las aulas, un taller participativo con las familias y actividades en las clases de educación física y en espacios y tiempos extraescolares.
Ahora, los investigadores de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) han evaluado científicamente el programa y concluyen que el 70 % de los escolares lo ha seguido de forma correcta, de hecho, valoran este factor como uno de los más trascendentes a la hora de obtener resultados de salud en la población. Como parte de su investigación, han establecido un grupo de intervención y un grupo de control para poder compararlos , en el primero han incluido 1400 niños y niñas de 10 años de edad y en el segundo 1800 chicos y chicas en la misma franja de edad, y los han seguido en el tiempo (durante 4 años).
Los promotores explican que el POIBA ha evitado que el 36,7 % de los niños y niñas participantes progresen hacia la condición de obesos después de seguir el programa. En este sentido, insisten en que el programa no consiste en reducir la obesidad de los escolares, sino en prevenirla.
Cambios en los comportamientos de los niños
La evaluación científica del programa POIBA , que impulsa la Agencia de Salud Pública de Barcelona ( ASPB ) , ha descrito y documentado cambios favorables en cuanto a la frecuencia de consumo de agua, carne, frutas y verduras, ya que más niños han pasado a cumplir las recomendaciones sobre esos alimentos una vez seguido el programa.
En el caso de los alimentos menos saludables, también se producen cambios , en concreto con los dulces y patatas fritas ( no chips ), ya que más niños pasan a cumplir las pautas de consumo.
Igualmente, se han visto cambios favorables en el grupo intervención (GI) en indicadores de conducta alimentaria tales como » no cena delante de la TV » y «comer acompañado» .
Más escolares del grupo intervención que el de comparación se han iniciado en la práctica de actividad física extraescolar y también más hombres y mujeres han aumentado los días de actividad física en el tiempo libre .
En cuanto a pantallas, después de haber seguido el » Crezcamos Sanos» en las aulas y en familia, más escolares pasan a cumplir la recomendación de estar expuestos a pantallas menos de 2 h. diarias. Se ha visto también que los alumnos que recibieron la intervención han aumentado sus puntuaciones en las escalas de conocimientos sobre la salud, alimentación y cuidado del cuerpo en relación a los escolares del grupo control .
Menos obesidad
Finalmente, en el grupo intervención hay una incidencia de obesidad infantil un 7,3% menor que en el grupo control (medida según grasa corporal) . Estas diferencias aumentan hasta el 11,2% entre los escolares del grupo intervención que han seguido la intervención de forma cualificada, circunstancia que se ve tanto entre los niños como entre las niñas.
Según explican los investigadores del proyecto: «El POIBA refuerza la necesidad de intervenciones integrales y evaluadas, con la participación e implicación de las diferentes áreas y sectores municipales, la complicidad de las familias y de toda la comunidad escolar» .