La violencia contra los cristianos no cesa en Nigeria, un país asolado por la pobreza y por las violentas luchas protagonizadas por los miembros de la secta islamista Boko Haram, que intentan imponer su ley a base de bombas. Y la comunidad cristiana es la más perjudicada. El último ataque se produjo este domingo a las puertas de una iglesia, a punto de comenzar la Misa dominical.
Una mujer y un niño perdieron la vida y docenas de fieles resultaron heridos, algunos de gravedad, en el atentado, que fue suicida, contra la catedral católica de la ciudad de Bauchi, en el norte de Nigeria, en el que también murió el terrorista, informó la Cruz Roja.
«Tenemos tres muertos en total, incluido el terrorista, una mujer y un niño. Otras 48 personas resultaron gravemente heridas en la explosión», dijo a la AFP el representante de la Cruz Roja en el estado de Bauchi, Adamu Abubakar.
El terrorista arremetió con su coche cargado de explosivos contra la fila de fieles que salían de Misa, rodeada de fuertes medidas de seguridad tras una oleada de atentados con bomba reivindicados por el grupo radical islamista Boko Haram (que significa «la educación no islámica es pecado»), en los que han muerto 1.400 personas en el norte y centro de Nigeria desde 2010; sólo en los primeros cuatro meses de este año han muerto en el país más de 350 cristianos.
Los peores ataques, en Navidad y Semana Santa
El último gran ataque a la comunidad cristiana en Nigeria se produjo a principios del pasado mes de agosto contra una iglesia evangélica de Otite, en el que fallecieron 20 personas. Sin embargo, una de las acciones más terribles se produjo el día de Navidad en la iglesia católica de Santa Teresa, en Madalla, cerca de la capital. Un terrorista suicida hizo explotar una bomba a la salida de la Misa del 25 de diciembre, provocando la muerte de 44 personas.
Y en Semana Santa, concretamente el Domingo de Resurrección, al menos 36 personas de la Iglesia Evangélica fallecieron en un atentado cerca de una iglesia. Nigeria es el país más poblado de África, con más de 150 millones de habitantes. El norte es predominantemente musulmán, mientras que el sur es cristiano.