El Yemen cumplió hoy el segundo aniversario del inicio de la ofensiva militar de la coalición árabe, liderada por Arabia Saudí, en una intervención que generalizó el conflicto, e ha dejado miles de muertos y ha llevado el país al borde de la hambruna.
Uno de los bombardeos de la coalición árabe le arrebató a Mohamed Farea a su mujer y a cuatro de sus hijos, además de dejar en ruinas su casa en Saada, ciudad a 20 kilómetros de Saná, la capital, controlada por los rebeldes.
Farea recuerda con amargura aquel día, en el que él y su hija de 11 años se salvaron porque estaban en el mercado cuando el misil cayó en su casa. Ahora, relata, están «sin techo» y se han tenido que refugiar con unos familiares en un pueblo al norte de Saná.
En estos dos años, se ha documentado la muerte de al menos 4.773 civiles, mientras que otros 8.272 resultaron heridos, según cálculos de la ONU, que admite que estas cifras son muy inferiores a la realidad.
Los bombardeos han causado masacres de civiles en mercados, funerales, en barcos de pescadores y hasta en una embarcación de refugiados que trataban de huir del país.
La coalición árabe está encabezada por Arabia Saudí e integrada por Emiratos Árabes Unidos, Catar, Kuwait, Baréin, Egipto, Marruecos, Jordania y Sudán y cuenta con el apoyo logístico y naval de Estados Unidos.
La ofensiva empezó el 26 de marzo de 2015 en apoyo del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi y en un intento de hacer frente a las milicias de los rebeldes hutíes -chiíes apoyados por Teherán- que se acababan de hacer con el control de la capital, Saná.
Las raíces de el conflicto yemení se hunden hasta 2012, con el fracaso del proceso de transición política en el país tras el levantamiento popular que obligó al entonces presidente, Ali Abdalá Saleh, a entregar el poder a su vicepresidente, Hadi.
Hadi no logró hacerse con la lealtad de todos los líderes militares y afrontó crecientes problemas por el deterioro de la situación económica y por la escalada de los ataques de Al Qaeda.
Los rebeldes hutíes, que profesan el dogma chií zaidí, minoritario en el país, aprovecharon la debilidad de Hadi para tomar el pueblo de Saada, en la frontera con Arabia Saudí.
En 2014 organizaron manifestaciones masivas, a las que se sumaron los suníes, contra medidas económicas de Hadi y, en una escalada de violencia, tomaron las armas e invadieron la capital el 21 de septiembre del mismo año.
En febrero de 2015, Hadi huyó a Adén y estableció su Gobierno en esa ciudad costera, pero en marzo los rebeldes bombardearon el palacio presidencial y obligaron al mandatario a exiliarse en Riad, lo que desencadenó la intervención saudí.
En los primeros meses de contienda, las fuerzas leales a Hadi lograron expulsar a los hutíes de Adén, pero luego el conflicto se enquistó, con lentos avances de las tropas gubernamentales, aunque los rebeldes siguen dominando Saná y amplias zonas en el norte y el oeste del país.
La ONU organizó varias rondas de negociaciones bajo la dirección de su enviado especial para el Yemen, Ismail Uld Sheij Ahmed, pero todas terminaron sin éxito.
El primer ministro, Ahmed Obeid bin Daghr, dijo en un comunicado emitido el sábado por la televisión estatal que la intervención de la coalición «salvó» al Yemen del «control iraní».
Aseguró que el Gobierno «legítimo» ha logrado imponer su control sobre el 80 % del país, donde reside un 55 % de la población, pero admitió que las pérdidas económicas ya han superado los 100.000 millones de dólares y aseguró que se necesitarán «diez años para la reconstrucción del país, como mínimo, si hay fondos disponibles».
La guerra ha arruinado las cosechas y paralizado el comercio, además de llevar al país al borde de la hambruna, que según la ONU amenaza a cerca de 17 millones de personas, dos tercios de la población.
Hoy, cientos de miles de personas se manifestaron en Saná para pedir el fin del bloqueo económico y recibieron al expresidente Saleh, que acudió a la protesta, con gritos de «con el alma y la sangre nos sacrificamos por ti, Ali», mientras que el Gobierno rebelde hizo llamamientos a la resistencia ante la coalición árabe.