Primera fuerza en intención directa de votos (17,6%), tercera fuerza en estimación de voto. No hablamos de Ciudadanos ni de UPyD, sino de Podemos, que en menos de un año les ha ganado el terreno. Más visceral, más demagógico, pero menos ‘lo de siempre’. Así, UPyD se quedaba en las última encuesta del CIS en el 4,1%, y Ciuadadans en el 2,1%. UPyD logró en las últimas generales 1.140.242 votos y 5 escaños, por debajo de IU, pero no mucho (1.680.810 votos). En las europeas de 2014 logró 1.022.232 votos, 4 diputados y un 6,51% de votos. Ciudadanos logró 497.146 votos, un 3,16% y dos diputados. Podemos, recién nacida, les superaba a ambos: 1.253.837 votos y cinco diputados.
Esta es la realidad. Pablo Iglesias ha ganado la batalla contra el bipartidismo por ahora. ¿Qué ha pasado? Lo que ha vuelto a ocurrir. Rosa Díez no es una novata de la política. Quiere el poder. No lo tuvo en el PSOE cuando perdió la secretaría general (tal vez el PSOE con ella hubiera sido otro, quién sabe) y fundó un partido. Desde ahí ha querido ser lo que Podemos puede ser. La llave para cambiar cosas, aunque Pablo hable de victoria. Díez, sin embargo, ha dado más lecciones que ejemplo. Ha dirigido con mano de hierro la organización (el caso Wagner ha sido un ejemplo claro), no ha permitido voces críticas, no ha logrado tener una relación fluida con casi nadie (Rajoy la desprecia en todos los debates) y no ha logrado ser cercana. Su liderazgo no se discute. Su tirón, a la vista de las encuestas, es más que discutible.
Rivera ha dado la cara en una plaza tan dura como Catalunya. No ha logrado hacer de Ciudadanos todavía un partido que aguante la presencia en todo el territorio nacional, se basa demasiado en su líder y nadie está seguro de su permanencia en el tiempo.
Así que un pacto entre ambos, si no de igual a igual, porque UPyD es hoy más que Ciudadanos, hubiera sido deseable para muchos que no creen en Podemos ni en el bipartidismo. La idea le costó el puesto a Wagner y nunca gustó nunca a Díez. A corto plazo puede que tuviera menos que ganar, pero a largo…
Así que al final hubo encuentros sí, pero que han acabado entre descalificaciones. No eran el PP y el PSOE, pero parecido. Más votos para otros. Díez ni siquiera compareció para decir lo que había pasado. Si actúa así sin ser presidenta… Rivera sí dio la cara, para decir que se la habían partido. Quiso un pacto global y UPyD se vio como el salvavidas que no quiere ser de un rival. Puede que ambos tengan razones más que sobradas para no unirse. Pero en días como hoy deben saber que son más débiles separados y que los reproches (falta de democracia, opacidad, transfugismo…) les restan votos a los dos.