La Conferencia Política del PSOE cambió el signo del futuro del partido. Los socialistas salieron más unidos de lo que han estado en los últimos años y dieron un giro a la izquierda con una batería de propuestas que significaban una enmienda a la totalidad de la época de Zapatero. Aquel fin de semana de noviembre Rubalcaba salió reforzado entre sus militantes realizando uno de los mejores discursos que se le recuerda poniendo en pie a los allí presentes, incluidos los expresidentes Zapatero y González.
El secretario general dijo entonces aquello de “El PSOE ha vuelto, compañeros” y en un arrebato de cuarenta minutos sorprendió a más de uno que ya le había dado por muerto. Era la primera vez, salvo cuando fue elegido secretario general, que era aclamado. Los simpatizantes y militantes no tenían duda tras esucharle. “Nos ha entusiasmado”, “Tiene cuerda para rato”, “Para nada ha sido el discurso de una persona que pretende dar un paso atrás”, explicaban los socialistas. Hasta los más críticos valoraron el buen todo del mensaje y admitían que salía reforzado.
El entusiasmo se rebajó apenas quince días después cuando el socialismo andaluz eligió a Susana Díaz como líder del partido en la comunidad. Los presumibles candidatos a las primarias, olvidaron el efecto de la Conferencia, y volvieron a sacar las uñas. Chacón pidió que se tomara nota del relevo generacional, y García Page hablaba en pasado del aún líder socialista al que agradecía los servicios prestados. La joven andaluza, que más de uno ve como el futuro del PSOE, volvía a eclipsar al secretario general. El PSOE era un clamor a la hora de pedir renovación, mientras Rubalcaba callaba.
Casi dos meses después de aquella Conferencia, ya en frío, todo sigue igual en el partido, es decir, nadie sabe nada. El PSOE no ha remontado el vuelo en las encuestas tras aquella reunión, quizás como tenían entre sus expectativas. Queda por ver cómo recogerá la opinión pública el anuncio de anteproyecto de ley de la reforma del aborto y la oposición dura que están llevando a cabo los socialistas en esta materia, en la que probablemente puedan pescar algún voto.
Así las cosas, no hay ningún candidato que haya dado el paso adelante para anunciar sus intenciones. Quizás porque todos esperan el movimiento del secretario general, que debería ser el primero en decantarse. No tardaremos mucho en salir de dudas. El próximo día 18 de enero el PSOE celebra un Comité Federal, máximo órgano del partido, en el que despejará el calendario electoral y dará el pistoletazo de salida a las primarias. Entonces empezarán los movimientos.
Los críticos y los presumibles candidatos dan por hecho que Alfredo Pérez Rubalcaba no se presentará y de que ha tirado la toalla. Su entorno no le descarta. Pero, ¿y si se presenta? ¿Se atreverá el todavía líder del PSOE a enfrentarse a unas primarias abiertas en la que sean los ciudadanos los que elijan al líder? Él no ha desvelado aún sus intenciones y en todo caso, lo único que ha comentado al respecto ha sido decir que hará lo más útil para el partido y para España.
Desde su entorno, de alguna u otra forma le animan a dar la batalla. Su número tres, el secretario de Organización Óscar López explicaba en una entrevista que el candidato del PSOE en las circunstancias actuales debía tener las siguientes cualidades: serio, formado, responsable, honesto y trabajador. Para acabar afirmando que Rubalcaba tiene todas esas cualidades.
Los futuros votantes en esas primarias abiertas, (podrá votar todo aquel mayor de 16 años que firme una adhesión a los principios del partido y que pague uno o dos euros) tendrán que decidir qué candidato quieren: si el mejor preparado o el que más opciones tiene de ganar las elecciones. ¿A quién debe otorgar el voto la persona que participe en esas primarias abiertas socialistas, a aquél que considere el más útil para España pero que no tiene pocas opciones electorales o a aquél que crea que sea un buen cartel pero que sin embargo no llevará las riendas del país como debiera?.
Esa es la clave, y eso es lo que tiene reflexionar Rubalcaba. Prácticamente nadie duda, como ha dicho Felipe González en más de una ocasión, que el que fuera ministro del Interior y vicepresidente del Gobierno con Zapatero, es la mejor cabeza pensante del socialismo. Todo apunta a que cumple todos esos requisitos de los que habla Óscar López, sin embargo también tiene muchos años y muchas polémicas a sus espaldas que todos los españoles conocen y que pesarían a la hora de votar. Y también González apuntaba a que el todavía lider del PSOE tenía una crisis de liderazgo. Ahí puede estar el detalle que haga a Rubalcaba inclinar la balanza hacia un lado u otro. Rubalcaba ha dicho que hará lo más útil para el partido y también para España. Una reflexión que se despejará a principios de año.