Mariano Rajoy lo tiene claro, está dispuesto a cambiar la ley electoral para que gobierne la lista más votada. Así lo han publicado varios medios nacionales, quienes aseguran que el presidente lo quiere hacer para que entre en vigor cuanto antes, es decir, para estas elecciones municipales y autonómicas de 2015.
La intención del PP es sentarse con el resto de partidos, en especial con el PSOE, y buscar un acuerdo global. Rajoy, destacan algunos dirigentes del PP, está dispuesto a llegar hasta el final aunque sea sin el acuerdo con los socialistas. Partidarios de esta opción son el presidente de la Xunta Alberto Nuñez Feijoó y el de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra. De los pocos que habría pedido consenso para cambiar la ley electoral, habría sido el de Extremadura, José Antonio Monago. Pero si para lograrlo es necesario modificar una de las claves del sistema político sin el concurso del principal partido de la oposición, el presidente está dispuesto a hacerlo. El PP puede contar con el apoyo del PNV y CiU, puesto que según fuentes populares, «les puede interesar a los dos».
El PP cree que la medida será bien recibida por los ciudadanos entre acusaciones de que se trata de una reforma a la carta para mejorar sus expectativas electorales. Los »populares» son los principales beneficiarios de la reforma, ya que gobiernan en las principales ciudades
Sánchez mostró su rechazo frontal a Rajoy
En la primera y única reunión hasta ahora que han tenido el nuevo secretario general del PSOE y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez mostró a Rajoy su oposición frontal para cambiar la ley electoral para que el alcalde más votado sea quien gobierne. Ahora parece que los socialistas estarían dispuestos a negociar un cambio en la ley, pero no para estas elecciones municipales, si no para las siguientes, para el año 2019.
El coordinador del PSOE andaluz, Juan Pablo Durán, se ha mostrado dispuesto a debatir acerca de un cambio en el modelo electoral, si bien, a su juicio, ha de hacerse de forma «sosegada, con tiempo, y en cualquier caso, para las siguientes elecciones de 2019″, por lo que ha insistido en solicitar a Moreno que no haga lo que «le ordenan» desde Génova, «cuando ven que no le salen las cuentas en Andalucía como ellos esperaban».
40% y segunda vuelta
La idea que se había publicado hasta ahora, que los socialistas y el resto de la oposición han tildado de cacicada, es que si una lista alcanza el 40% de los votos se queda con la alcaldía automáticamente. El Partido Popular estaría dispuesto a hablar de una segunda vuelta para intentar convencer a los socialistas, aunque sigue siendo una fórmula que no gusta ni a Cospedal ni a Javier Arenas.
La propuesta que defiende el PP estaría condicionada a que la diferencia entre la primera opción política y la segunda en número de votos sea grande. En definitiva, se marcaría un tanto por ciento imprescindible -bastante considerable- para ser designado alcalde en el caso de no obtener mayoría absoluta. De este modo, se impediría que un acuerdo de otros partidos acabe desplazando a la lista más votada. Una medida que a nadie se le escapa beneficia al PP.
Madrid y Valencia en peligro, los dos grandes bastiones
Aplicando los datos de las últimas elecciones europeas y manteniendo la ley actual, los populares sólo conseguirían mayoría absoulta, es decir, el gobierno asegurado en Ceuta y Melilla. Bastiones como Madrid o Valencia podrían perderse. Cuando el PP no tiene mayoría absoluta, el PSOE suele recurrir a alianzas con otras fuerzas de izquierda o nacionalistas para llegar al poder. Es lo que quiere evitar Mariano Rajoy, que ve cómo a su partido se le pueden escapar emblemáticos municipios pese a ganar las elecciones en ellos si no consigue pactar con otras fuerzas.
Cómo cambiaría el mapa municipal con la reforma
Si la lista electoral más votada en cada municipio fuese la que definitivamente gobernara, el PP tendría el poder en seis capitales de provincia más de las que ahora controla. Perderían tres consistorios provinciales pero en cambio sumarían nueve: Cuenca, Lugo, Ourense, Pontevedra, Santa Cruz de Tenerife, Segovia, Pontevedra, Toledo y Zaragoza.
Por su parte, los socialistas perderían nueve consistorios y arrebatarían tres al PP, los de Huelva, Málaga y Sevilla. ERC gobernaría en las cuatro capitales de provincia de Catalunya.