«Cuando el río suena, agua lleva», dice el refrán, y las críticas internas en estas últimas semanas hacia el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez se han dejado oír más que nunca en cada acto y en su propia casa (Ferraz). Parece que los mismos barones y dirigentes de peso que auparon a Sánchez al poder son ahora, los más críticos con sus propuestas y hacia dónde está llevando al partido.
Así, esta semana algunos ya transmitieron el mensaje que le iban a lanzar: «Menos personalismo y más campaña para las Municipales y Autonómicas de mayo». Lo dice el »ala Felipista», pero también quién para el líder socialista es una figura a imitar, José Luis Rodríguez Zapatero. En poco tiempo Sánchez habría pasado de recibir apoyo a ser criticado entre los suyos porque, parece que no hace caso, y «va a la suya», comentan fuentes cercanas.
Pero el peso definitivo que ha equilibrado la balanza en su contra podría ser la presidenta de la Junta, Susana Díaz. En la antigua Roma cuando el César levantaba el pulgar era para salvar la vida si le había gustado el espectáculo. Por tanto, si se levanta el dedo significaba que todo va bien.
La primera reunión que mantuvo Pedro Sánchez como nuevo secretario general fue con Susana Díaz. Se levantaron muchas suspicacias. «Es su mentora o le está enseñando el camino a seguir. Pura estrategia», publicaban algunos diarios. En una de las fotos de ese encuentro, Sánchez levantó el pulgar con gesto triunfante y, la de vueltas que da la vida, ahora mismo y al ser preguntado en una entrevista sobre su relación con la andaluza contesta con un «muy bien» seco y siguiente pregunta. Ese pulgar podría estar cambiando, cayendo en picado.
La presidenta de la Junta ya le ha dicho por activa (a través de los medios) y por pasiva (en conversaciones privadas) los gestos y propuestas que no le han agradado del secretario general y el rumbo que quiere llevar con ellas. Como por ejemplo: modificar el artículo 135 de la Constitución que José Luis Rodríguez Zapatero acordó con Mariano Rajoy. Esta medida enfadó al »sector de la ceja» y al expresidente que se limitó a decir: «Saben que tengo tanto cariño, entrega y devoción a mi partido, y tanto respeto a quien lo dirige, que pondré una sonrisa».
La última »ocurrencia» de Sánchez, como las denomina el sector crítico socialista, consistió en asegurar que bajaría todos los sueldos públicos que ganan más que el presidente del Gobierno. Algo que ha vuelto a enfadar a algunos de su partido. «Hay que hacer una labor pedagógica dentro y fuera del PSOE», ha contestado el líder socialista, ante las críticas, en una entrevista.
»La reina del Sur», como algunos llaman a Díaz, ya no se fia de Sánchez y, según afirman fuentes cercanas, ha mantenido conversaciones serias con los que hasta hace seis meses había dejado »aparcados» por el líder socialista; entre ellos figuran nombres como Eduardo Madina, Miquel Iceta o Felipe González.
La andaluza se deja querer por el »ala dura» (en contra de Sánchez) que podría estar convenciéndole para que se presente a las primarias abiertas del mes de julio y así disputarle la presidencia del partido al propio Sánchez. «Se lo está pensando», apuntan fuentes cercanas.
Asimismo, estas mismas fuentes señalan que ya están aconsejando a la andaluza que adelante las elecciones en Andalucía. De esta manera, podría seguir demostrando poder y por otro lado, no daría tiempo a su oponente más temido »Podemos» a conformar candidatura potente.
Mientras, todos las miradas siguen puestas en las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Sánchez sigue a examen y serán estos resultados los definitivos para que se ponga en marcha »otro aparato del partido», el de los descontentos con el líder socialista, los que podrían dificultar lo que tanto busca Sánchez, la presidencia. En entrevistas esta última semana el secretario general del PSOE no se »corta un pelo» y asegeura: «Sí, no me escondo, quiero y voy a ser presidente».
Algunos dirigentes señalaron a este medio que «si no hay un buen resultado en mayo lo más seguro que pongan a otro candidato y Díaz tiene todas las papeletas».
«El problema de Sánchez es que no se deja aconsejar por los veteranos, escucha sí, pero luego hace lo que le da la gana con los suyos», apunta otro socialista cercano a Ferraz.
El miedo por terminar convertido en cuarta fuerza se siente en el ambiente y entre los dirigentes que no hacen más que establecer distintas rondas de contactos para saber unos de otros y también espiarse unos a otros. Una verdadera batalla interna.
En el sector »Sanchista» se encuentran los que éste ha ido aupando desde su llegada como por ejemplo: La secretaria de Empleo, Luz Rodríguez; la de Política Municipal, Adriana Lastra o la de Administraciones Públicas, Susana Sumelzo; también varios barones como Ximo Puig o su escudero, César Luena. Así, este grupo defiende allá donde va que las encuestas son muy buenas y sobre todo, la imagen de Sánchez que sigue subiendo entre los más valorados.
El sector crítico con Sánchez y su »personalismo» se encontrarían Susana Díaz, Rodríguez Zapatero, José Bono, Eduardo Madina, Elena Valenciano, Felipe González, entre otros que no harían más que intentar »abrirle los ojos» para que se centre en las municipales y autonómicas de su partido.
El termómetro más fiable son las elecciones de mayo para intentar vaticinar lo que pasará en las generales. El cálculo es que si el actual secretario general no logra remontar la marca de Rubalcaba en las últimas elecciones o no reconquista a los votantes desilusionados con el partido tendrá que dar un paso atrás. Una gran mayoría en el PSOE bajará el dedo a Sánchez como el César. Y ante este panorama algunos barones apuntan que Díaz «no tendría otra que presentarse a rescatar al partido». Se abre el abanico de posibilidades, que comience el espectáculo.