Este año fue Alcobendas el sitio elegido por los populares y su presidente, Mariano Rajoy para celebrar la tradicional fiesta de Navidad del PP de Madrid. Un polideportivo municipal acogió a más de 800 afiliados que, con la misma cuota que el año pasado: 25 euros por comensal, cenaron una ensalada de nueces, un pastel de queso de cabra, entremeses variados, un capón relleno y como colofón una tarta de fresa.
Mientras, los periodistas acreditados tuvieron que presenciar todo el acto en la planta superior y a través de un plasma, como viene siendo tradicional también en los eventos del partido de estas características. El partido colocó una barra con copas y canapés para pasar mejor el trago.
Los invitados comenzaron a hacer cola para entrar sobre las 19:00 horas. La policía estaba inspeccionando el recinto con perros y el personal de seguridad no permitía el paso a nadie. Mientras, los más avispados afiliados y organizadores del acto vendían a 6 euros a los invitados lotería del partido de la agrupación de Carabanchel.
A la entrada del recinto estaba todo dispuesto para el ‘photocall’ en el que posó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy con los suyos. Dos árboles de Navidad decorados con luces azules en cada extremo y un cartel enorme con ‘Populares, Feliz Navidad’ era el decorado elegido.
Todo medido al milímetro cuando comenzaron a entrar primero los invitados, por la puerta de ‘exclusivo jugadores’ a la cancha convertida en cenáculo. Mesas redondas dispuestas alrededor de un escenario para salir a hablar.
Sobre las 20:00 llegaba Carlos Floriano, el más puntual, que permaneció en la entrada esperando al resto y hablando con la prensa. «No lo sé si dirá algo de los candidatos pero no creo», se mojaba el popular sobre Rajoy. La segunda en llegar fue la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre que se paró animadamente para hablar con la prensa.
Varios periodistas bromearon con Aguirre sobre si le había llamado ya Rajoy para que fuera candidata, a lo que la presidenta del PP de Madrid hizo oídos sordos y se acercó amable a conversar con la prensa. «Ya estáis pendientes de los gestos eh, mira como lo sé yo…», dijo bromeando.
Más tarde y seguido acudieron la alcaldesa de Madrid, Ana Botella e Ignacio González, presidente de la Comunidad. Mientras Botella pasaba al interior apresurada, Aguirre recibió con un abrazo a su compañero ‘Nacho’, como lo llamó con gesto cariñoso (González).Entre los dos se veía buena sintonía, apuntaban los medios.
Sin duda la llegada del presidente del PP acaparó todas las miradas, quien se dirigió hacia el ‘photocall’ para posar junto a los suyos, siempre al lado de Aguirre y González, hasta la mesa, y toda la noche.
Todos los invitados estuvieron pendientes de los gestos que les hacía el presidente. «Sin excesivo cariño, ni guiños, solo elogió sus discursos», añaden algunos a la salida.
Sin duda, lo más comentado de la noche fue la ‘no’ entrada de la popular Cristina Cifuentes al entrar por la parte trasera y apenas fue vista por la prensa. Se colocó en la mesa principal pero no junto a Rajoy y su presencia pasó desapercibida pero a su vez fue la más comentada. Ningún gesto ni mención de Rajoy. Hay que recordar que la popular estaría esperando la llamada de Rajoy para presentarse como candidata. Su entorno asegura que quiere y que le falta el apoyo que una vez más no se vió en este acto.
El presidente del Gobierno abandonaba la cena sobre las 23:00 horas no sin antes proponer un brindis a los invitados: «No me quiero ir sin desearos unas felices fiestas, ¡que viva el partido y viva España!», gritó. Los medios de comunicación lo escucharon con el plasma ya apagado y con gritos de susto porque el acto había terminado y ninguno se esperaba otro mensaje nuevo.