La carrera política de Madina comienza de forma dramática: sufrió un atentado de ETA que le causó graves lesiones, entre ellas la amputación de la mitad de su pierna izquierda a la altura de la rodilla. Su condición de víctima del terrorismo tuvo mucho que ver en como fue catapultado de simple militante del PSE a presidente de las juventudes de dicho partido.
Sin embargo, entre el colectivo de víctimas de ETA existe un cierto distanciamiento hacia Madina. ¿El motivo? El Estado le entregó tres millones de euros en concepto de indemnización por sus heridas, cuando otras personas que han sufrido atentados de mayor gravedad han recibido mucho menos dinero.
Profesional puro de la política -fuera del PSOE solo ha trabajado impartiendo ocasionales clases de Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III de Madrid-, a nivel territorial habría que situar a Madina en la facción más abiertamente federalista del PSOE, si bien hay que tener en cuenta que es muy cauteloso a la hora de posicionarse. De la misma manera hay que encuadrar su marco ideológico: sin ser un izquierdista clásico salido de la margen izquierda del Nervión o de las «colinas rojas» de Eibar o Ermua, su discurso político tiene un sabor inequívocamente socialista y nunca abandona la ortodoxia del partido.
Carente de contactos o experiencia en el mundo laboral y notablemente escorado hacia la izquierda -sin por ello poseer, más allá de sus estudios universitarios, una especial densidad ideológica-, muy posiblemente se opondría a cualquier reforma laboral si es que esta viniese de manos del PP.
El motivo de su creciente ascendencia sobre la bases del PSOE se explica porque no pertenece ni a la vieja guarda de Felipe González ni a la nueva guardia de Zapatero sino a la siguiente generación de jóvenes, a lo que se añade su aureola de víctima de ETA. En el caso de que el PSOE estuviese en sus manos, cabe suponer que el partido estaría tan orillado hacia la izquierda como abierto hacia los postulados de los nacionalistas periféricos.
Su principal apoyo ha sido Patxi López (en el País Vasco Madina tiene mejor imagen que el ex lehendakari), aunque al mismo tiempo ha dejado crecer en torno suya a una pequeña camarilla de incondicionales. A nivel mediático cuenta con el apoyo de Mediapro.
Si Madina quiere que su liderazgo crezca y se consolide tendrá que evolucionar hacia postulados distintos -más moderados- de las que ha sostenido hasta ahora, posibilidad que no hay que descartar en absoluto. En cualquier caso, sabe que todavía está demasiado verde, que le falta experiencia -necesita cinco o seis años más de bagaje parlamentario-, y aunque se le suponen mayores talentos que a Patxi López, la duda es si a estas aturas el PSOE no necesitará a un líder de mayor enjundia intelectual, cultural y política.