No han podido soportar la crueldad de las imágenes. Las víctimas de Utoya, tiroteadas sin piedad por Anders Behring Breivik aquel 22 de julio de 2011, fueron alcanzadas en puntos vitales para que no quedara ninguna posibilidad de vida en ellas. En el día de hoy, cuando se reanuda el juicio en la sala 250 del Palacio de Justicia de Oslo, el forense Torleiv Ole Rognum, del Instituto de Salud Pública Nacional continúa detallando las heridas que presentaban las víctimas mortales.
Y sus explicaciones, ayudado por un maniquí que ya utilizó el pasado viernes, se complementan con las imágenes de la tragedia, tan dantescas que incluso varios miembros del tribunal han tenido que darse la vuelta y taparse los ojos ante su brutalidad. Incluso la juez Wenche Elisabeth Arntzen, presidenta del tribunal, no ha podido evitar las lágrimas ante la descripción de los jóvenes asesinados, algunos tan jóvenes que tenían tan sólo 15 años, y ante unas imágenes, las de las víctimas y el escenario del crimen, dantescas.
Breivik, por su parte, se muestra impasible. Si el viernes se hizo referencia a las primeras víctimas de la isla, las que Breivik asesinó nada más bajar del ferry que le llevaba a Utoya, en el día de hoy se están centrando en las que se produjeron en los alrededores de la cafeteríal, y en el interior del edificio.
La sala se sume en un silencio estremecedor cuando el equipo forense explica las heridas, cuando se ven las tremendas imágenes. Los familiares lloran y no pueden evitar volver la vista ante unas fotos que nunca habría querido ver. Y el nombre de los chicos muertos en Utoya se sucede en una lista que parece no tener fin. Así, durante toda esta semana que hoy comienza.
Gunnar Linaker, el joven al que le encantaba el fútbol
Fue acribillado por Breivik en la zona de acampada ante el edificio de la cafetería. Cabe recordar que los jóvenes que iban a pasar unos días de campamento en Utoya dormían en tiendas de campaña, en una pequeña explanada frente a la cafetería. Gunnar, de 23 años, tardó un día en morir, aunque fue encontrado ya inconsciente. No pudo superar la gravedad de sus heridas en la cabeza, donde Breivik le había disparado, y murió al día siguiente en el Hospital Universitario de Oslo.
Gunnar era secretario de la AUF (las Juventudes del Partido Laborista) en su localidad, y sus amigos le describen como un chico jovial, divertido, inteligente y muy querido por todos. Su cuerpo fue encontrado a unos 125 metros de la cafetería. Le encantaba el fútbol y compartir el tiempo con sus amigos. Lo último que dijo en vida fue, según ha señalado su abogado en el juicio, «no seas indiferente, utiliza el derecho a votar».
Margrethe Boyum Kloven, una joven activista política fan de Michael Jackson
A sus 15 años, la joven Magrethe fue elegida directora adjunta de la AUF de su localidad natal. Cuando murió en Utoya, asesinada por Breivik, tenía tan sólo 16 años, pero ya era una chica comprometida y que, según quienes la conocían en el partido, tenía mucho que aportar. Breivik la disparó en el rellano de acceso a la sala grande del edificio de la cafetería. Tenía tres impactos de bala, aunque las heridas mortales fueron las de la cabeza.
Su abogado, en nombre de la familia, ha asegurado que era una niña muy vital y con muy buen humor. Estaba muy unida a sus dos hermanos pequeños, era fan de Michael Jackson y su frase de cabecera era «el odio es una pérdida de tiempo».
Silje Merete Fjellbu presentaba seis disparos
Esta joven de 17 años fue tiroteada en la sala pequeña de la cafetería. Breivik le disparó seis veces. Las heridas de la cabeza fueron mortales de necesidad. Entró en la AUF en 2009 y una de sus pasiones era la fotografía.
Guro Vartdal Havoll, la chica que amaba la montaña
Esta estudiante de segundo año de música llevaba tras de sí una amplia trayectoria política. Guro, de 18 años, ocupaba el cuarto lugar en las listas del Partido Laborista en Orsta y era líder de la AUF. Descrita como alguien que siempre irradiaba alegría, Guro fue toriteada por Breivik en tres ocasiones, en la sala pequeña de la cafetería.
Era muy montañera, y sus padres y sus dos hermanas siempre la recordarán alegre y riendo. «Fue una inspiración para muchos». Los familiares presentes en la sala han tenido que apartar la vista cuando se han proyectado las imágenes de Guro muerta.
Ronja Sottar Johansen recibió cuatro disparos
Recibió cuatro disparos de Breivik, dos de ellos, el de la cabeza y el pecho, mortales de necesidad. Su cadáver fue hallado en la sala pequeña del edificio de la cafetería. Tenía 17 años cuando fue asesinada, y ya era una destacada miembro de la AUF de su localidad. Su familia, que asegura que la echa muchísimo de menos, dice que la joven Ronja era muy positiva y comprometida.
Mona Abdinur era el «sol de su familia»
Natural de Oslo aunque sus padres eran somalíes, esta joven de 18 años fue asesinada, también en la sala pequeña del edificio de la cafetería de Utoya. Recibió tres impactos de bala, uno de ellos en la cabeza, que fue el que la mató.
Se encontraba en el campamento de la AUF de Utoya junto a su hermana pequeña, con la que habló cuando comenzaron los disparos en la sala pequeña de la cafetería. A sus padres se les comunicó, en un primer momento, que había sobrevivido, y no fue hasta seis días después cuando se enteraron de que había muerto.
Mona era miembro de la AUF desde 2010. Era muy activa, jugaba al fútbol y le gustaba bailar. Era el «sol de nuestra familia», muy importante para sus seres queridos, tal y como ha explicado su abogado en nombre de sus padres.
Sondre Kjoren, «un niño feliz con un gran corazón»
Miembro de la AUF de la localidad de Orkdal, a este chico de 17 años le gustaba también la música y jugar al balonmano. Recibió cinco disparos, y murió por las heridas de bala que recibió en la cabeza y en el pecho.
Su familia ha explicado, a través de su abogado, que «Sondre era un niño feliz, tenía un gran corazón, le gustaba el fútbol, la política local y las chicas. Para él, Utoya era el paraíso en la tierra. Pero Sondre nunca regresó a casa. Un hermoso niño nos ha sido robado. Te queremos. Nunca caminarás solo».
Bendik Rosnes Ellingsen recibió ocho disparos
Tenía 17 años cuando murió en Utoya, y había estado trabajando ese verano en el Ministerio de Justicia, precisamente uno de los atacados por Breivik mediante la bomba de Oslo. Tenía una gran capacidad de liderazgo, y nunca olvidó que de las decisiones políticas dependía mucha gente. Era el responsable de medioambiente de la AUF en su región.
Bendik fue una de las víctimas de Breivik que más disparos recibió. Ocho en total, de los cuales dos, el de la cabeza y el del cuello, fueron los que le provocaron la meurte. Su cadáver fue encontrado en la sala pequeña de la cafetería de Utoya. Era un chico feliz: se había sacado el carné de conducir y estaba esperanzado con el viaje de su clase a Estados Unidos.
Eivind Hovden, su primer campamento de la AUF en Utoya
El cadáver de Eivdin fue el primero de los que se encontró en la sala grande del edificio de la cafetería, en Utoya. El chico sólo tenía 15 años, y era la primera vez que acudía al campamento de la AUF. Sus amigos le describen como atento y servicial, y le gustaba tocar la guitarra. Murió de una herida de bala en la cabeza, aunque presentaba al menos tres impactos más.
Su familia recuerda que el joven Eivdin tocaba en una banda y era miembro de la Cruz Roja. «Nuestro querido niño ha sido llevado de nuestro lado, pero siempre sonreiremos«.
Lene Maria Bergum murió de un tiro en la cabeza
Era la pequeña de cuatro hermanos, y a sus 19 años, estudiaba Comunicación; soñaba con ser periodista, y tenía previsto, a la vuelta de Utoya, hacer prácticas. Le encantaba montar a caballo.
Recibió al menos tres disparos en la sala grande del edificio de la cafetería de Utoya. Murió por las heridas provocadas en la cabeza. Era una persona comprometida, feliz y positiva, según su familia.
Elisabeth Tronnes Lie fue a Utoya con una hermana, que logró sobrevivir
A Elisabeth, de 16 años, le gustaba cantar. Murió de tres disparos, uno de ellos en la cabeza, en la sala principal del edificio de la cafetería. Su familia dice que «este verano tenía un novio y pensaba que la vida era perfecta. Su sueño era trabajar como forense en el escenario del crimen«.
Elisabeth fue a Utoya con una hermana, que logró sobrevivir a pesar de las graves heridas.
Henrik André Pedersen, una personalidad brillante
Comenzó tarde en la política, pero a sus 27 años Henrik era un destacado miembro de la AUF que luchaba porque los jóvenes tuvieran un importante papel. Los que le conocían le describen como una persona generosa, creativa y brillante.
Henrik recibió dos disparos en la sala grande del edificio de la cafetería de Utoya. Era el más joven de dos hermanos, y un feliz tío.