La campaña a favor de la independencia de Escocia se quedó atascada la pasada noche, con los apoyos a favor de la unión en cabeza una vez más. A sólo seis días del referéndum de Escocia, una encuesta de YouGov para The Times ha encontrado que un 52% de los votantes quieren permanecer en el Reino Unido, excluyendo a los indecisos y los no votantes, mientras que los secesionistas suponen un 48% de los electores.
Además, el número de indecisos está cayendo rápidamente, y sólo componen el 4% de los encuestados. Según información publicada este jueves, un 97% de la población de la nación está registrada para poder votar el próximo 18 de septiembre.
Es un nuevo giro en el debate después de otra encuesta del pasado fin de semana, que puso a los secesionistas en cabeza, con un 51% de apoyos en favor de la secesión y un 49% en contra, algo que provocó un caos en los mercados y pánico en Londres, y llevó a actuar a los tres principales partidos británicos, que se movilizaron para impulsar un voto unionista.
La cuestión económica se ha alzado como la clave del debate. Los escoceses votarán mirando a su bolsillo, y es lo que muestra esta última encuesta, según cree Peter Kellner, director de YouGov, la realizadora del sondeo. De acuerdo a un artículo publicado este viernes, explica que la llegada al escenario de Gordon Brown, que advirtió de los efectos en el empleo y la economía.
El director de YouGov explica que, a la vez que preguntan por la intención de voto, también interrogan a los encuestados sobre su optimismo sobre cómo afectará a la economía. La semana pasada, cuando ganaba el «sí», la mayoría de encuestados esperaba efectos positivos en la economía. Esta semana, con el «no» en cabeza, primaba el pesimismo.
Los principales comercios de Reino Unido han sido presionados para intervenir en el debate del referéndum de Escocia, para que declaren cómo un voto afirmativo a la independencia podría en los costes de negocio en una Escocia independiente y llevarían a precios más altos en las tiendas. Con el apoyo explícito de Downing Steet, la iniciativa, en forma de una carta que será revelada este fin de semana, ha sido liderada por Sir Ian Cheshire, jefe ejecutivo de Kingfisher, la empresa detrás de B&Q, una de las grandes cadenas del país.
Se cree que otros ejecutivos de grandes empresas, como los de Marks And Spencer, Asda, John Lewis y Timpson, entre otros grandes comercios, han prestado apoyo a la iniciativa.