El viaje del infierno tiene hoy dos destinos: la muerte convertidos en un número o la expulsión. Dos destinos terribles a los que nadie es capaz hoy de encontrar una salida. La UE está pensando en usar la fuerza, en combatir la trata de inmigrantes en operaciones militares. Puede que no se pueda hacer nada más, que una Europa empobrecida no se vea capaz hoy de solidarizarse y anteponer a vida, los derechos y la dignidad humana a cualquier otro criterio, como pide la ONU, que siempre da lecciones pero nunca ofrece resultados.
Sí, es posible que no haya otro destino para miles de inmigrantes que volver a su infierno de hambre y guerra. Solo 5.000 personas recibirán asilo en Europa, con suerte, en especial sirios. Una cifra muy baja si se tiene en cuenta que al menos 150.000 personas esperan en Italia que se normalice su situación y una cifra insuficiente, si se suman los 36.000 que han llegado a Europa en lo que va de año. Se buscará que esta concentración de gente no sea volcada en los mismos países.
Todos reconocen el drama del Mediterráneo pero nadie sabe cómo frenarlo
Se da por hecho que la operaciones de búsqueda y rescate en aguas del Mediterráneo será potenciado para responder a la crisis migratoria que este año podría batir todos los récords, según las ONG. Lo que no se podrá evitar es que cerca de 10.000 personas pierdan la vida en 2015 en busca de una vida mejor.
Sí, se van a doblar los fondos económicos en 2015 y 2016 así como “reforzar los recursos” de la actual misión de rescate Triton y la Operación Poseidon, ejecutadas por el Frontex, pero la pregunta sigue siendo ¿cómo se puede parar que un millón de personas esperen Libia su turno para jugarse la vida en el Mediterráneo.
«La situación en el Mediterráneo es dramática, no puede continuar así. No podemos aceptar que centenares de personas mueran al intentar cruzar el mar camino de Europa», ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. «Espero que la Comisión y el Servicio de Acción Exterior presenten opciones para medidas inmediatas y espero que los Estados miembros contribuyan inmediatamente».
Los líderes europeos ya se comprometieron a adoptar medidas tras el naufragio de una embarcación en la isla italiana de Lampedusa en octubre de 2013, en el que murieron más de 300 inmigrantes. Pero este compromiso se tradujo en pocas iniciativas concretas, debido a las grandes diferencias que existen entre los países del sur más afectados por la llegada de inmigrantes, en especial Italia, Malta o Grecia, que reclaman una mayor solidaridad de la UE, y los nórdicos, que sostienen que ya hacen su parte porque son los que acogen a un mayor número de refugiados.
España, uno de los países más afectados, avisa del efecto llamada
España está a favor de atender al salvamento de inmigrantes pero avisa de que hay que tener en cuenta el «efecto llamada» y evitar acabar dando «facilidades» a las mafias que trafican con seres humanos, según ha explicado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Para el Gobierno, la prioridad debe ser cooperar con los países de origen y tránsito, como España hace desde la crisis de los cayucos en 2006 con Senegal y Mauritania, aunque admite que la ausencia de Estado en Libia, el país del que salen la mayoría de los inmigrantes, impide de momento avanzar en este sentido.
Desde noviembre de 2014, Frontex tiene en marcha la operación »Tritón» en el Mediterráneo, que sustituye a la misión »Mare Nostrum» que Italia había lanzado en solitario tras la tragedia de Lampedusa. Sin embargo, el mandato de Frontex es de vigilancia y control de las fronteras, mientras que »Mare Nostrum» era una operación de salvamento y rescate de inmigrantes. Además, el presupuesto de »Tritón» es de 2,9 millones al mes, un tercio de lo que costaba la operación italiana.