Waleed Saleh, inmigrante iraquí que lleva décadas en España se sorprendió un día cuando su hermana, residente en Bagdad le contó que los barbudos le molestaban.
A Saleh, proveniente de una familia poco tradicional, nunca se le pasó por la cabeza la idea de que su hermana pequeña pudiese llevar velo. “Mis hermanas han tenido libertades desde pequeñas, han ido a la universidad, se han casado sin obligaciones y nunca habían llevado velo”.
Un día hablando por teléfono su hermana se lamentó por la falta de libertad que sufría en la calle. ¿Pero llevas el velo?, le preguntó desconcertado Saleh. “Claro que me pongo el velo, no puedo salir a la calle sin él”, le espetó su hermana.
“Por circunstancias sociales, si no lo llevan, los guardianes de la moral les insultan, les pueden agredir. Puede ser muy peligroso para su integridad física. En Irak una mujer moderna puede ser objeto de secuestros”, asegura Saleh, que actualmente trabaja como profesor en el departamento de estudios árabes e islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid.
Este es solo un ejemplo de las restricciones de libertad que la mujer está sufriendo en muchos países árabes en los últimos años, donde se han retomado costumbres de otros tiempos que violan los derechos humanos.
La falta de libertades de las mujeres en países como Irán o en los países del Golfo, especialmente Arabia Saudí, serían inconcebibles en el mundo occidental.
La policía de la moral persigue con un palo a las mujeres que no llevan el velo
En la época del Sha en Irán las mujeres podían ir incluso en bikini a la playa. Hoy en día esto sería impensable, cuenta Saleh. Los islamistas radicales, que se consideran guardianes de la moral, van detrás de las mujeres con un palo para pegarles si no llevan de forma correcta el velo o para llamarles la atención si consideran que llevan la ropa demasiado ceñida. Lo mismo hacen con los hombres que no van a la mezquita.
La conocida como “policía religiosa” patrulla también las calles de Arabia Saudí o Bahréin. En Irak no existe como tal, pero la policía normal hace de todas maneras esa función.
Excepto en Arabia Saudí donde hasta el 2011 las mujeres ni si quiera podían votar, las mujeres pueden participar en la política en la mayoría de los países árabes, pero su margen de actuación es muy limitado y en muchos casos se les ponen trabas. En Irak algunas mujeres fueron han sido expulsadas de los ministerios por no llevar el pañuelo.
Aunque Irán y Arabia Saudí intentan imponer la sharia (ley islámica) hasta el extremo, lo cierto es que en ocasiones se producen contradicciones, explica Saleh. El Corán no permite la usura, por lo que, según las escrituras sagradas, los préstamos bancarios se considerarían pecado. Sin embargo, tanto en el reino saudí como en la República Islámica existen bancos que prestan dinero con intereses.
La lapidación es un castigo que ya pasó a la historia, según cuenta Saleh. Existía hasta 2001 durante el régimen talibán en Afganistán. Los casos que puedan darse en la actualidad se producen al margen de la ley. Cuando esto ocurre los adúlteros suelen ser enterrados con la cabeza fuera y se les apedrea hasta que mueren, ha explicado el profesor, que ha calificado esta forma de morir como una de las más crueles.
Sin embargo, aunque no con la lapidación el adulterio todavía es castigado con la muerte por ley en muchos países.
Otra de las mayores violaciones de los derechos de las mujeres que se produce en ciertas zonas es la ablación. A las niñas pequeñas se les amputa el clítoris para que no puedan sentir placer cuando tengan relaciones sexuales en el futuro. Esta práctica está completamente prohibida, pero lamentablemente se sigue produciendo, especialmente en Egipto o Sudán, aunque los gobiernos se esfuercen por erradicarla.
“Es una tradición que tiene que ver más con la zona geográfica que con la creencia”, explica Saleh. En la cuenca del Nilo conviven animistas, cristianos y musulmanes y todos la hacen. Es una costumbre de la época de los faraones, añade.
En tribunales tribales se condena a muerte por bailar o cantar
También en Pakistán, Afganistán o en países del Golfo, como Bahréin o Catar, tribunales tribales que actúan en zonas rurales al margen de la ley se toman la justicia por su mano y condenan con terribles castigos o incluso la muerte a mujeres u hombres por el simple hecho de bailar, cantar, reír, o por establecer contacto entre ellos.
En estos casos, Saleh asegura que los gobiernos suelen actuar para impedir que se produzcan estas violaciones, aunque en ocasiones sea difícil llegar a algunos territorios inhóspitos donde los radicales pueden actuar con total impunidad.
La apertura hacia occidente de los 50 a los 60 con regímenes comunistas, nasseristas, panarabistas, fracasó. La derrota en la guerra árabe contra Israel en 1967 y la revolución iraní de 1979, ha permitido al islamismo radical ir ocupando el espacio público. Cada vez más. “Ni el comunismo, ni el socialismo, ni panarabismo pudieron solucionar el retraso de países árabes”, por lo que los islamistas radicales se presentan en muchos países como la única alternativa, tal y como ha ocurrido en las elecciones en Egipto donde el candidato de los Hermanos Musulmanes ha obtenido la mayoría de votos en la primera vuelta de las primeras elecciones democráticas de su historia.
Saleh recuerda que en los 70 cuando estudiaba en la universidad las chicas no llevaban velo, hoy en día en cambio, el profesor se ha sorprendido al viajar a ciertos países y ver por la calle a madres sin velo acompañadas por hijas que sí lo llevan.