Fue en 2013 cuando el papel higiénico se convirtió en la cara más visible de la decadencia que empezó a azotar Venezuela. Corría el mes de mayo cuando el Gobierno venezolano venía de aprobar un presupuesto de 61 millones de euros adicionales para importar productos de limpieza básicos y aseo. Pero la realidad era que los supermercados estaban vacíos y la gente se desesperaba por encontrar papel higiénico.
Eran más cosas, y siguen siendo, de hecho, a las que los venezolanos no pueden acceder cada día: harina, aceite, desodorante… incluso ataúdes, ya que la falta de tornillos, barniz y otros productos para fabricar los cajones ha ralentizado su producción.
Era entonces ese mes de mayo y los supermercados se quedaban sin papel y sin posibilidad de adquirirlo. Elías Eljuri, director del Instituto Nacional de Estadística venezolano tenía una explicación de lo más lógico para la escasez de este tipo de productos: que la gente comía más. “Aproximadamente el 95% de la gente como tres y más comidas al día”, aseguraba, un aumento que se había atribuido al mejor nivel de vida.
Sólo unos días antes, Nicolás Maduro, el presidente del Gobierno, acusaba a la oposición de haber hecho un llamamiento a la población para comprar de forma masiva este tipo de productos y así, provocar su escasez.
Ya en septiembre, Venezuela se vio obligada a intervenir temporalmente a la empresa fabricante de papel higiénico MANPA, que dejó bajo custodia de la Policía militar, para garantizar su abastecimiento. Con su intervención, el Gobierno pretendía verificar todo el proceso de la cadena de suministro del papel higiénico así como la revisión de inventarios, costes de producción y canales de comercialización.
En 2014, parece que la venta de papel se normaliza
El Ejecutivo trató de atribuir la escasez a la especulación por parte de los sectores empresariales y denunció en repetidas ocasiones maniobras para desestabilizar la economía, mientras que la oposición y el colectivo de empresas responsabilizan del desabastecimiento a la falta de dólares para financiar la importación de la materia prima.
Ahora, a mediados de 2014 parece que la venta de papel higiénico se ha normalizado, aunque no se ha recuperado el nivel que existía con anterioridad. Andreína Sierra, trabajadora de una firma de contadores públicos en Caracas, asegura que últimamente hay más de este producto. «No está disponible como antes», asegura, antes de añadir que «parece que se va normalizando, igual que la venta de papel de cocina y servilletas».