El brasileño David Miranda, pareja del periodista del diario británico The Guardian Glenn Greenwald, fue detenido el domingo en el aeropuerto internacional de Heathrow en aplicación del artículo 7 de la ley antiterrorista de 2000.
En su primera entrevista al diario británico The Guardian, asegura que le amenazaron con enviarle a la cárcel si no colaboraba.
“Me trataron como si fuese un criminal, como si fuese atacar a Reino Unido. Fue frustrante porque sabía que no había hecho nada malo”, asegura.
Miranda fue interrogado únicamente sobre las actividades de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense para la que trabajaba Edward Snowden, apuntó el periodista, para quien los británicos habían abusado totalmente de su ley antiterrorista por razones que nada tienen que ver con el terrorismo.
Estuvo detenido el máximo tiempo permitido en el artículo 7 de la Ley Antiterrorista: 9 horas.
“Me encontraba en un país diferente al mío con diferentes leyes. Hablando una lengua que no es la mía y sin intérprete. Me detuvieron en una habitación con siete agentes, que entraban y salían del cuarto. No dejaron de hacerme preguntas. Pensé que me detendrían durante mucho tiempo”, revela Miranda al diario británico.
Miranda, antes de ser detenido en Londres, volvía de Berlín donde mantuvo un encuentro con la documentalista Laura Poitras, que trabaja con Greenwald (su pareja) y otros periodistas de The Guardian en el análisis de los documentos entregados por Snowden.
Pese a que el brasileño fue liberado, la policía le retuvo todos sus equipos electrónicos, incluyendo un teléfono móvil, un ordenador personal, una cámara, memorias, discos digitales y hasta una consola de vídeo juegos.
“Está claro cuál fue el motivo de mi detención. Es porque soy la pareja de Greenwald. Porque fui a Berlín. Porque Laura vive allí. Pero yo no tengo nada que ver. Ni siquiera conozco qué documentos me entregó Laura…podía tratarse de su última película”
A Miranda nunca le acusaron de ser un terrorista o tener conexiones con grupos terroristas. “Esta ley permite a los policías acceder a documentos que de otra manera no podrían conseguir”, subraya el brasileño.
Le ofrecieron un abogado y un vaso de agua que no acepto porque “no confiaba en ellos”.
Tras nueve horas de interrogatorio, desde las 08:05 a las 17:00, la policía británica le acompañó hasta el control de pasaporte y se aseguró de que cogiese un avión a Brasil.