Nadie quiere hablar de guerra o conflicto, pero lo cierto es que lo hay. El agua del río Tajo se ha convertido en uno de los asuntos interregionales más beligerantes en España. Por un lado Castilla -La Mancha y por otro la Región de Murcia, debido a que en el último decreto de sequía se ha salido la Comunidad Valenciana. Sin embargo, no todo se resume a tener más o menos agua, sino que ahora ha entrado en juego un aspecto muy relevante: la contaminación del río.
Los pasados días 15 y 16 de octubre los habitantes de Toledo pudieron contemplar un acontecimiento medioambiental bastante desagradable. El río Tajo, a su paso por la Ciudad de las Tres Culturas, generaba un espumarajo blanco que alertaba a todo aquel que paseaba junto a la vega. Rápidamente se puso en conocimiento de las autoridades competentes y, de momento, la única interpretación oficial -efectuada por los agentes del SEPRONA– lo achaca a las intensas lluvias, aunque no descartan un vertido urbano.
“La tesis del SEPRONA no tiene sentido. Fijan el problema en el aserradero y afirman que las lluvias pudieron arrastrar los materiales al agua. Eso ocurre con las primeras lluvias, y hace 15 días estuvo día y medio lloviendo, pero no sucedió nada y eso que llevaba mucho tiempo sin llover”, argumenta el presidente de la Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo, Alejandro Cano.
La organización lleva casi diez años luchando por los intereses y la conservación del río más largo de la península ibérica. Sequías, Pacto Nacional del Agua, trasvases… “lo de la espuma es la gota que colma el vaso”. Cano reconoce que no tienen ni idea de dónde procede el origen del incidente, lo único que le importa es que se solucione. “Tenemos sistemas de medición y, desgraciadamente, no están contribuyendo a arrojar información fiable. La utilizan para hacer demagogia”, asiente al mismo tiempo que muestra su enfado por el cruce de declaraciones entre políticos.
El presidente de la plataforma se refiere a la eximición de responsabilidades por parte del Gobierno autonómico y el central. Desde la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de Castilla -La Mancha culpan al Ejecutivo nacional: “No es nuestra jurisdicción. Son ellos los que tienen las competencias para actuar y multar. Si existiese alguna infracción nosotros solo podemos ponerlo en su conocimiento”. Por su parte, el Ministerio de Agricultura delega en la Confederación Hidrográfica del Tajo. “Es un organismo autónomo del Ministerio”, dicen.
No obstante, y una semana después de los hechos, la Confederación todavía no ha publicado su informe. “Seguimos investigando el origen de las espumas aparecidas el día 15 de este mes y analizado las muestras de agua tomadas”, declara el ente dependiente de la cartera de Medio Ambiente.
Nuestros técnicos están investigando el origen de las espumas observadas en el río #Tajo a su paso por #Toledo
— CH del Tajo (@chtajo) 15 de octubre de 2016
Pico de amonio en el Jarama
El río Jarama es uno de los afluentes más importantes del Tajo. De hecho, cuando ambos se juntan en Aranjuez (Madrid), el Tajo duplica su caudal. La cuestión es que el Jarama atraviesa de Norte a Sur la Comunidad de Madrid y se ve afectado y contaminado por el uso de su agua para la actividad urbana e industrial.
“Los días 12 y 13 de octubre se detectó un pico de amonio en el Jarama. Si a esto le sumas el bajo nivel del caudal, resultan los espumarajos del agua”, informa Rosa Prieto, responsable del área medioambiental de IU en C-LM.
El amonio, según explican los expertos, no es lo mismo que el amoniaco. Este componente está formado por hidrógeno y nitrógeno (NH4), cuyos materiales se parecen a los metales alcalinos. Para el presidente de la Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo puede ser una de las causas más probables del espumarajo. “Seguramente sea una cuestión agrícola, porque es materia orgánica en descomposición”, añade Cano.
En este sentido, Rosa Prieto cree que la solución del problema pasa por realizar una depuración de las aguas “más intensa y controlada” desde la Comunidad de Madrid, y conceder una mayor abundancia al Tajo para que pueda diluir mejor los elementos contaminantes.
El Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) y el Sistema de Análisis de Información de la Calidad del Agua (SAICA) son dos herramientas dedicadas a controlar ambos aspectos. La portavoz de IU critica que el Gobierno central no utilice correctamente estos instrumentos y califique el incidente como “una situación normal”.
550 millones en desaladoras
A la espera de que los informes definitivos de la investigación determinen si la espuma se genera debido al agua contaminada del Jarama, el Ejecutivo castellanomanchego pone el foco sobre el trasvase Tajo-Segura. “Esta tierra sabe perfectamente lo mal que los hemo pasado, sabe perfectamente que no es una región de las más ricas. Al contrario, somos modestos, pero eso no significa que seamos peores. Tenemos los mismos derechos que los demás”, manifiesta Emiliano García-Page.
El presidente de C-LM expresa públicamente su enfado con las últimas cantidades aprobadas en el Consejo de Ministros para suministrar agua a la Comunidad Valenciana y a la Región de Murcia: “El Tajo ha desembocado siempre en el Atlántico y no en el Mediterráneo. No es lo mismo. Si nosotros tuviésemos mar, que lamento no tener, estábamos usando el agua del mar”.
García-Page apunta a los casi 550 millones de euros que se han destinado a construir saladoras en las dos comunidades abastecidas por el Tajo, pero que no se ponen en funcionamiento para satisfacer sus necesidades. “A este paso vamos a tener que pedir el agua del mar”, ironiza el presidente.