Los altercados en esta región se han convertido en los más sangrientos en la historia moderna de Kazajistán y se han generalizado tras la declaración del estado de emergencia de este sábado realizada por el presidente, Nursultan Nazarbayev, después de que al menos once personas perdieran la vida en un brote de violencia acontecido durante los últimos dos días.
Un grupo multitudinario, en señal de apoyo a los manifestantes de Zhanaozen, donde comenzaron las protestas, han detenido un tren este sábado que portaba a más de 300 pasajeros. Según ha confirmado la Fiscalía General, la mayoría de estos individuos se fueron pero quedaron cerca de 50 «hooligans» que prendieron fuego al tren. Posteriormente, se dirigieron a la localidad de Shetpe, donde incendiaron también un árbol de Año Nuevo, rompieron varios escaparates y lanzaron cócteles molotov contra la Policía, ha agregado esta misma fuente, en un comunicado.
«Teniendo en cuenta el hecho de que los hooligans presentaban una amenaza real para la vida y la salud de los ciudadanos pacíficos y los policías, éstos se vieron obligados a hacer uso de sus armas», ha justificado la Fiscalía.
Una de las doce personas hospitalizadas por herida de bala ha fallecido poco después, ha especificado la Fiscalía kazaja.
Las protestas públicas son un fenómeno inusual en Kazajistán. Comenzaron este viernes cuando al menos diez personas murieron en el curso de los enfrentamientos entre trabajadores despedidos de la empresa petrolera KazMunaiGas Exploration Production (KMG EP) y la Policía en la ciudad de Zhanaozen, en el este de Kazajistán, coincidiendo con la celebración del Día de la Independencia.