Tartaglia, que fue nombrado por el Papa Benedicto XVI administrador apostólico de la Archidiócesis –hasta que nombren a un nuevo arzobispo–, se ha mostrado «dolido y apenado» y ha asegurado que «con la gracia de Dios» va a poner «todo su esfuerzo» para «controlar y gobernar la Archidiócesis» durante este tiempo.
Asimismo, ha pedido a los fieles que recen por él. En esta tarea, el arzobispo Tartaglia contará con la ayuda del obispo Stephen Robson, que permanecerá como obispo auxiliar y le prestará apoyo en la dirección de la diócesis.
La dimisión de O»Brien fue anunciada el pasado 25 de febrero, al día siguiente de la publicación de una información en el diario »The Observer» en la que se asegura que tres sacerdotes y un antiguo sacerdote, todos ellos escoceses, se habían quejado de incidentes ocurridos en la década de 1980. Según dicho diario, el caso había sido denunciado ante el Vaticano.