La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones de derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras en nuestro mundo hoy en día. Una realidad que hay que visibilizar y denunciar para acabar con la impunidad, el silencio, el estigma y la vergüenza que la rodean en el mundo.
Es una causa tan alta de muerte e incapacidad entre las mujeres en edad reproductiva que puede igualarse a otras como el cáncer, y causa más problemas de salud que los accidentes de tráfico y la malaria combinados.
Algunas cifras actuales son sencillamente alarmantes:
- 1 de cada 3 mujeres y niñas experimentan violencia física o sexual en su vida
- En todo el mundo, casi 750 millones de mujeres y niñas vivas se han casado antes de cumplir 18 años; mientras 200 millones de mujeres y niñas han sufrido mutilación genital femenina
- El 71% de todas las víctimas de trata de personas en todo el mundo son mujeres y niñas, y 3 de cada 4 de estas mujeres y niñas son explotadas sexualmente
«La violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para lograr la igualdad, el desarrollo, la paz y el cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Y este obstáculo hace imposible que se cumpla la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de no dejar a nadie atrás. Sin poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas sencillamente no lograremos cumplir los objetivos propuestos.» afirma Eloisa Molina, Coordinadora de Comunicación de World Vision.
«Al mirar hacia el futuro, como organización, World Vision prioriza el género como un área crítica de enfoque programático, lo que nos permitirá continuar profundizando nuestro compromiso con los más vulnerables.», añade Molina.
Child Safety Net Project ayuda a menores explotados a recuperar sus vidas
Esta iniciativa forma parte de un extenso proyecto basado en tres estrategias: proteger a los niños y jóvenes de la amenaza de la trata, matrimonio infantil u otras formas de violencia; asegurar que los supervivientes reciban servicios de protección apropiados que conduzcan a la integración nuevamente en la sociedad; y abogar por políticas gubernamentales para proporcionar una mayor protección a las víctimas y los menores más vulnerables.
Las supervivientes de la trata de personas, explotación sexual y otras formas de violencia a menudo enfrentan dificultades para reintegrarse en sus comunidades. El estigma, la vergüenza y la falta de recursos con los motivos principales. A través del programa Child Safety Net Project, los menores abusados reciben un conjunto integral de servicios que incluyen alojamiento, atención médica, servicios psicológicos y emocionales, educación y capacitación, servicios económicos, ayuda legal, seguridad y servicios familiares y comunitarios.
La historia de Beaty en Bangladesh
Debido a la extrema pobreza y una familia extensa de ocho miembros, Beauty tuvo que suspender su educación cuando estaba en quinto grado. Después, con 16 años, se vio obligada a un matrimonio concertado. Lamentablemente, este no fue el final de la tragedia, sino solo el comienzo.
Su esposo la vendió a un burdel en Mumbai, India, donde pasó unos seis meses. Durante ese tiempo sus únicos pensamientos eran regresar a casa. A través de un cliente logró llamar a su familia, y pronto fue rescatada del burdel y enviada a casa.
El doloroso viaje de vuelta se volvió aún más terrible cuando se dio cuenta de que estaba esperando un bebé. No tenía perspectivas para el futuro, y temblaba al reflexionar sobre cómo cuidaría a un niño sola.
En ese momento Beauty escuchó hablar del Child Safety Net Project (CSNP), un programa de World Vision en Bangladesh al que acudió a pedir ayuda. Allí recibió apoyó para abrir una tienda de comestibles y en poco tiempo, Beauty comenzó a obtener un ingreso suficiente para vivir e incluso extendió su tienda con las ganancias que obtuvo.
La hija de Beauty ahora tiene 2 años, muchos días se viene abajo y sabe que tendrá que criar a su hija sola, porque no volverá a confiar en nadie: «He pasado por el momento más difícil de mi vida. A veces no puedo expresar mis sentimientos, pero cuando veo a mi hija jugando en mi patio, olvido el sufrimiento que he pasado. Me aseguraré de que ella no sufra como yo. Ojalá todas las niñas como yo puedan tener una razón para vivir».