Turquía expresa por norma su rechazo a que la matanza, perpetrada durante la I Guerra Mundial, sea calificada de «genocidio». Francia, por su parte, ha declarado su rechazo a esta posición y la considera un obstáculo para aceptar la propuesta de incorporación de Ankara a la Unión Europea.
En este sentido, la propuesta de ley, presentada por un diputado de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido del presidente Nicolas Sarkozy, propone una sentencia de un año de cárcel y una multa de 45.000 euros para cualquier individuo u organización que niegue que la masacre constituye un delito de genocidio.
El primer ministro Erdogan ha hecho saber a Sarkozy que tal medida «tendrá gravez consecuencias para las relaciones futuras entre Turquía y Francia en los ámbitos políticos, económicos y culturales, así como en el resto de ellos» y que «la responsabilidad recaerá sobre todos los que se encuentren detrás de esta iniciativa», indicó la misiva al presidente galo recogida por la agencia de noticias oficial turca, Anatolia, en la que pide que Francia no someta temas «tan delicados» al interés de «terceras partes».
En respuesta, el Ministerio de Exteriores francés ha recordado que Turquía es un «aliado esencial y socio de Francia» y que la iniciativa no emerge a petición del Gobierno. «Valoramos en la más alta estima nuestras relaciones con Ankara, en particular en los asuntos regionales e internacionales», añadió.