Se llama Sven Lau, tiene 34 años y es considerado uno de los principales predicadores radicales en Alemania y el enemigo número uno del país, según la prensa. Su discurso penetra en los jóvenes de este país y entre los círculos salafistas germanos. Los servicios de inteligencia alemana llevan ocho años investigando a este ex bombero alemán de familia católica convertido al islam bajo influencia del imán radical Pierre Vogel. Alemania le considera responsable del reclutamiento de jóvenes para enviar a Siria como combatientes.
Un artículo en WSJ señala que Lau ha pronunciado centenares de discursos en plazas de Alemania. No obstante, a pesar de las escuchas telefónicas y los registros de su vivienda, el predicador sigue libre. Él niega cualquier vínculo con los yihadista y define su estancia en Siria como trabajo humanitario.
Sven Lau se ha convertido en el ejemplo de la dificultad a las que se enfrentan las autoridades europeas a la hora para frenar la apología de este grupo terrorista, que cuenta cada vez con más adeptos en Europa. Las autoridades alemanas lo reconocen. Investigan muchos casos pero muy pocos son procesados y juzgados por enaltecer el terrorismo. Burkhard Freier, jefe de terrorismo de Wesfalia asegura que “probar jurídicamente su implicación es muy difícil”.
En febrero, le detuvieron tras regresar de Siria bajo la sospecha de reclutar jóvenes para una fuerza armada extranjera y preparar un acto de subversión violenta. Describieron al predicador como «un nexo de unión ideológica de la redes salafistas regionales.” Le acusan de incitar a un joven de 37 años a viajar a Siria y financiar a los yihadistas sirios.
Sven Lau se defiende diciendo que lo que hace son causas humanitarias, pero nadie le cree
Casado con cinco hijos, Lau abrazó el Islam tras conocer a un turco que le introdujo en el Islam. Cuatro años después, un amigo árabe le introdujo en el salafismo, una interpretación radical del Islam que, según los expertos, suele en un porcentaje alto de los casos conducir a la violencia.
Entre las grandes pasiones seculares de Lau está correr. En 2006, año en el que la policía empezó a investigarle, el predicador alemán finalizó segundo en el campeonato mundial de 800 metros con un tiempo de 2:06. Sin embargo, cambió el pastel de vino que su entrenador le daba en las carreras por un libro del islam. Tal y como recoge WSJ, un antiguo compañero de carreras recuerda que Lau intentó convencerle para que se convirtieses al Islam cuando murió su esposa e incluso le ofreció una mujer marroquí.
En 2009 dejó de correr y un año después lideraba la organización salafista, Invitación al paraíso que cerró antes de que las autoridades alemanas ordenasen su cierre. Poco a poco ganó notoriedad entre los círculos integristas por organizar actos propagandísticos como el intento de un memorial por Osama Bin Laden. Su radicalismo aumentó en 2013 tras estudiar en Egipto y viajar con propósitos humanitarios a Siria. Sus discursos congregan a centenares de personas. En marzo, un evento en Mannheim reunió a centenares de seguidores que ondearon banderas de Estado Islámico. Ha viajado tres veces a Siria en los últimos años en los que ha recolectado donaciones para la causa yihadistas.
Lidera la autodominada policía de la sharia en Wuppertal
Entre sus últimas apariciones destaca la formación de la autodenominada policía de la sharia en Alemania que recorre las calles de Wuppertal vestidos con chalecos naranjas para vigilar que los jóvenes vivan bajo las estrictas leyes del Islam.
Alemania observa cómo el extremismo crece en sus fronteras. El número de miembros salafistas creció un 28 por ciento en 2014, respecto a 2012. Se ha pasado de 4.5000 miembros a 6.300. Además, 450 alemanes estarían luchando en Siria. Con Francia, Reino Unido y Bélgica, Alemania está a la cabeza en el envío de luchadores extranjeros. Estos yihadistas son un peligro para la seguridad nacional y habría un centenar de vuelta dispuestos a atentar en Alemania.