El Ministerio de Exteriores ruso ha informado de la conversación en un comunicado en el que subrayan que Moscú defiende los «métodos políticos para resolver todas las cuestiones controvertidas en la sociedad libia, así como a favor de las medidas de mediación por parte de la ONU y su enviado especial para Libia, Ghassan Salamé».
Además, Bogdanov ha destacado la necesidad de «consolidar los esfuerzos en la lucha contra el terrorismo y la ideología extremista», según recoge la agencia de noticias estatal rusa, Sputnik.
Haftar, por su parte, ha informado a Bogdanov sobre las recientes acciones militares para «impulsar la lucha contra los grupos terroristas y extremistas que se encuentran en varias partes del país, incluidos los alrededores de la capital, Trípoli».
En opinión del comandante del Ejército Nacional Libio, los terroristas «amenazan la estabilidad de la sociedad libia y obstaculizan la implementación de los acuerdos para entablar un proceso político inclusivo y estable (entre las partes del conflicto en este país africano), así como un diálogo de consenso para formar una administración pública unida y eficaz».
Las fuerzas de Haftar se hicieron el jueves con la localidad de Gharian, ubicada unos cien kilómetros al sur de la capital, en el marco de su avance hacia Trípoli y hay informaciones de unidades de Haftar a solo 40 kilómetros de la capital, controlada por milicias afines al gobierno reconocido por la comunidad internacional.
Estos avances han provocado preocupación a nivel internacional, así como llamamientos a favor del fin de la ofensiva. En esta línea se expresaron el jueves los gobiernos de Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Italia y Reino Unido en un comunicado conjunto.
La ofensiva fue anunciada apenas unos días después de que el mariscal de campo mantuviera una reunión en Riad con el rey Salmán de Arabia Saudí, país que apoya a las autoridades asentadas en el este del país.
Haftar y Serraj se reunieron hace cinco semanas en la capital emiratí, Abú Dhabi, donde ambos se mostraron de acuerdo en la celebración de elecciones para poner fin a la crisis en el país.
Libia lleva sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011 a raíz de un levantamiento popular y de la intervención de la OTAN. En la actualidad, cuenta con dos gobiernos, el afincado en Trípoli y reconocido a nivel internacional, y el que tiene su sede en Tobruk.