Occupy Central es el nombre de la campaña de desobediencia civil en curso desde hace semanas en la ex colonia británica que se intensificó de forma espectacular este fin de semana, y se ha convertido en el episodio de violencia urbana más grave desde que el territorio fue devuelto a China en 1997.
Los manifestantes exigen que Pekín levante sus restricciones al sufragio universal en Hong Kong, un territorio que goza de más libertades políticas que el resto del país.
En agosto, el gobierno central anunció que la elección del líder del ejecutivo hongkonés en 2017 será por sufragio universal, pero sólo podrán presentarse dos o tres candidatos designados por un comité leal a Pekín. Para los activistas prodemocracia, esta condición es inaceptable. La noche del domingo, la policía lanzó en numerosas ocasiones gases lacrimógenos y gas pimienta para tratar de dispersar a los manifestantes, dando lugar a escenas de caos en las calles muy inusuales en Hong Kong.
Los activistas mantienen el control de tres cruces muy importantes en la ciudad, y la presencia policial se ha hecho más discreta después de los enfrentamientos nocturnos. Además de los estudiantes, vanguardia de la campaña de protestas iniciada hace una semana, la amplificación de la movilización se debe también a Occupy Central, la organización prodemocrática más señalada de Hong Kong. Esta organización preveía inicialmente ocupar a partir del 1 de octubre el barrio financiero Central, pero ante la aceleración de los acontecimientos decidió llamar a sus simpatizantes a salir a las calles este domingo.
¿Quiénes son los principales actores?
Los principales organizadores que apoyan el movimiento son Benny Tai, un profesor de derecho, Chan Kin-man, profesor de sociología y Chu Yiu-ming, un ministro de la iglesia. Además, los estudiantes, liderados por Joshua Wong, también apoyan este movimiento