El recuerdo devastador de los efectos provocados por El Niño de 1997 y 1998 hace que los temores florezcan cuando se escucha hablar a los expertos de que en 2014 puede volver a pasar. El miedo a las lluvias, inundaciones, sequías, hambre, enfermedades sigue incrustado en la piel de millones de habitantes del planeta.
Miles de personas fallecieron en los desastres naturales que en esos meses sacudieron el mundo y las perdidas económicas, incalculables, fueron millonarias. El informe de Pasantia PHI-LAC de la UNESCO resume en 50 páginas todos los acontecimientos que vivieron países de cada rincón del mundo y el sufrimiento de miles de poblaciones.
“El fenómeno climático El Niño tuvo desde abril de 1997, un severo impacto en varias partes del mundo, provocando inundaciones en 41 países, sequía en 22, incendios en grandes bosques de Indonesia y Brasil, y un efecto negativo en la agricultura, pesca y ganadería”, destaca el estudio.
El hambre acechaba a más de 10 millones de personas en en Sur de América
El sur de América junto a los países Andinos fueron los más afectados por las lluvias, las inundaciones y la sequía. En Argentina y Paraguay murieron más de 70 personas a causa de las inundaciones y los deslizamientos de tierra. Además, se perdieron nada menos que 12.000 cabezas de ganado en algo más de seis meses.
En Brasil el mayor miedo lo provocó la sequía y sus voraces incendios. El estado de Roraima fue arrasado por varios incendios que se comieron más de 55.000 kilómetros cuadrados. Se estima que se perdió entre el 12,3% y el 16,8% de las 18,5 millones de hectáreas de sabanas y selvas. Las lluvias torrenciales fueron la salvación ya que solo ellas pudieron apagar las llamas que devoraban parte del país.
La sequía amenazó a más de 10 millones de personas con el hambre ya que la mayor parte de los cultivos se perdieron y más de 12.000 cabezas de ganado murieron. El Banco Mundial prestó más de 4 millones de euros al país para alimentos y paliar las necesidades básicas.
Más de 4.000 personas desaparecieron bajo un gran alud compuesta de una masa de lodo y piedras en Perú. Las enfermedades, los insectos y las inundaciones dejaron 150 muertos, 80 heridos y mas de 250.000 damnificados.
El entonces Ministro de Economía dijo que las pérdidas por el Niño superaban los 860 millones de euros, entre las medidas de prevención y los desembolsos que tuvo que hacer el gobierno para tareas de rehabilitación.
Chile en cambio se enfrentó a una crisis de contaminación brutal que dejó miles de afectados por enfermedades respiratorias. En Colombia se notó un crecimiento de los casos de Malaria en los meses en los que El Niño azotó el plante y Bolivia perdió al menos 130 vidas y centenares de heridos en las inundaciones.
El cólera despertó un gran miedo en Ecuador que perdió más de 1.000 millones de euros por las inundaciones y sus consecuencias en la población.
Estados Unidos tuvo menos huracanes de lo normal
Con el fenómeno de El Niño se relaciona una disminución de la incidencia de los huracanes, aunque si aumenta la fuerza de los tornados.
Las tormentas en zonas como Florida y la sequía en áreas de California y alrededores alcanzaron perdidas millonarias incalculables, sobre todo para la agricultura que perdió todos sus cultivos. Cientos de personas perdieron la vida y miles se quedaron sin techo bajo.
Los incendios fueron una gran amenaza que arrasó muchísimas viviendas que se escapaban del control de las autoridades y poco podían hacer por pararlos, alimentándose del calor y de la sequía. Aunque los daños fueron millonarios, la vida de las personas no corrió tanto peligro como en otros países de América porque EEUU está mejor preparado ante catástrofes como estas que los países en vías de desarrollo.
Europa apenas sufrió
Las reseñas que se tienen de Europa apenas son destacables comparadas con el resto de países del mundo ya que tanto Francia como Italia sufrieron dos episodios de temporales muy fuertes y agresivos que dejaron 28 personas muertas.
En Asia los efectos fueron más agresivos por las grandes olas de calor y sequía en Asia, Australia e Indonesia y las fuertes precipitaciones en Tajikistán e Irán. En los tres primeros países se perdieron más de 600 vidas y más de 400 millones de euros. En los segundos las lluvias torrenciales y las inundaciones acabaron con 95 muertos en apenas dos meses.