En declaraciones a la cadena británica BBC, Biti ha indicado que la semana pasada, tras pagar las nóminas de los empleados públicos, solamente había 217 dólares (unos 160 euros) en las arcas públicas.
No obstante, ha aclarado que la situación no es de bancarrota, ya que un día después, tras el cobro de algunos tributos, Zimbabue tenía en su haber 30 millones de dólares (22 millones de euros).
Anteriormente, el Gobierno ha atribuido la crisis de la Hacienda Pública a los impagos tributarios por parte de las empresas extranjeras que explotan los yacimientos de diamantes de Zimbabue.
«Estamos en una posición difícil, somos una economía pequeña y tenemos que hacer muchas cosas (para mejorar)», ha dicho. «Pero el ministro de Finanzas de Grecia está en una situación peor», ha subrayado.
Si bien, ha indicado que la debilidad económica de Zimbabue no permite hacer frente a los 200 millones de dólares (147 millones de euros) que cuesta celebrar un referéndum y unas elecciones a nivel nacional.
El presidente, Robert Mugabe, –quien preside el país desde la independencia, en 1980– se vio forzado a formar Gobierno con su máximo rival político, el primer ministro, Morgan Tsvangirai, después de las polémicas elecciones generales de 2008.
Según el pacto gubernamental, este año debe redactarse una nueva Carta Magna y deben celebrarse elecciones generales. A mediados de enero, Mugabe y Tsvangirai anunciaron que ya se habían puesto de acuerdo para la reforma constitucional.
No obstante, persisten las diferencias sobre el calendario. El partido de Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), pretende que los comicios se celebren cuanto antes, mientras que el de Tsvangirai, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), prefiere que antes se apruebe la nueva Constitución.