Frente a países como Uruguay o estados como Colorado y Washington, puede decirse que España tiene actualmente una legislación restrictiva en cuanto a la regulación del uso y cultivo del cannabis, si bien esto no significa que el consumo y el autocultivo sean constitutivos de delito. El código penal no prohíbe consumir ni tampoco cultivar para el consumo privado, aunque tampoco permite “retorcer” la ley abusando del autoconsumo para producir cultivos que van más allá de ese uso personal. “El autocultivo no se penaliza porque consideramos que la adicción es un problema de salud y no creemos que tenga sentido penalizar al que tiene un problema de salud. Si hubiera que penalizar a alguien sería al que se lucra a través del tráfico de sustancias y no a quien tiene un afán compulsivo de consumo”, explica el delegado del Gobierno del Plan Nacional sobre Drogas, Francisco Babín. Sí estaría penalizado con una sanción económica el consumo público por razones ejemplarizantes.
Para el médico y experto en cannabis, Fernando Caudevilla, toda medida restrictiva o encaminada a ilegalizar las drogas ha fracasado en España pues al cabo de 80 años el consumo se sigue produciendo e incluso lideramos algunos apartados a nivel internacional. Para Francisco Babín, sin embargo, es responsabilidad de las autoridades dificultar el acceso de los ciudadanos a ciertas sustancias que son adictivas y en cualquier caso, asegura que el Plan Nacional sobre Drogas, una institución que cuenta con un absoluto consenso político y que lleva trabajando en una misma dirección desde hace más de una década, ha logrado algunos éxitos como la erradicación de la heroína, auténtica plaga en los años ochenta.
Caudevilla aboga sin embargo por modelos de convivencia “más sensatos con las drogas”, profundizando en los modelos en los que hoy en día se mueven las asociaciones de consumidores, que permiten, de un lado terminar con el mercado negro y de otro proteger a los menores o a los adictos. Caudevilla considera que la normativa española está en un nivel medio, puesto que hay países que penalizan el consumo como Francia y España lo permite en pequeñas cantidades. En realidad, la mayor parte de los países europeos excepto Holanda y Portugal – que permite la posesión – tienen una normativa parecida, con más o menos sanciones a la posesión según las cantidades.
El uso terapéutico de la marihuana está admitido en España aunque en la actualidad sólo existe un medicamento, el Sativex, aprobado para su uso en casos de espasticidad (un trastorno del sistema nervioso que mantiene algunos músculos en permanente rigidez), para trastornos del sueño y para mejorar la movilidad en casos de esclerosis múltiple. “Su precio es de 400 euros y sólo se puede recomendar por un neurólogo o por un oncólogo en casos de esclerosis múltiple”, explica Fernando Caudedevilla.
Para el secretario de la Federación de Asociaciones del cannabis, Jaume Xaus, la regulación española del uso terapéutico es un engaño a la sanidad pública, a los usuarios del cannabis y a la sociedad en general. “El Sativex es un producto carísimo que sólo se receta en casos muy específicos de esclerosis múltiple y que supone un gasto muy importante, de más de 400 euros, para el usuario y para la Sanidad Pública, que paga una parte. Además, usado por un período superior a los 30 días provoca llagas e irritación en la boca, ya que su aplicación es sublingual. Para nosotros no es una solución adecuada pero al existir este medicamento, la salud púbica parece que ha aparcado este tema y no se siente obligada a estudiar otros productos. Al final se ha optado por la opción más cara y menos buena”, asegura Xaus.
Existen otros medicamentos en pastillas como la Nabilona o el Cesamet (un cannabinoide sintetico) o el Dronabinol (marinol, THC) que mejoran la ingesta de comida, ejercen un efecto antiemético (evitan vomito) en tratamientos antitumorales y mejoran la caquexia asociada a casos de VIH o agentes quimioterapéuticos y dolor neuropático, sin embargo, tal y como explica el doctor Caudevilla, estos medicamentos no están aún aprobados en España y sólo se pueden conseguir en el extranjero siempre que se receten como uso compasivo.
El cannabis tiene otras muchas aplicaciones terapéuticas para enfermedades como el parkinson, el alzheimer o el glaucoma e incluso como analgésico o antidepresivo, pero para muchas de estas dolencias ya existen fármacos eficaces y no se suelen sacar nuevos fármacos si no presentan una ventaja añadida sobre los ya existentes. “Yo creo que se debe legalizar el cannabis, al igual que otras drogas, pero el tema terapéutico no me parece esencial. El cannabis tiene utilidades médicas pero no es la panacea. Al igual que hay una parte de la población muy inmovilista en temas de drogas que exageran sus maldades, hay una parte de antiprohibicionistas que tratan de vender que es eficaz para cualquier cosa y esto dista mucho de ser real. El cannabis tiene una serie de indicaciones que son limitadas, como en cualquier fármaco, y que son fundamentalmente las náuseas y vómitos en quimioterapia, la esclerosis múltiples, algunos tipos de dolor, algunos tipos de síndrome de anorexia, de delgadez extrema y algunas enfermedades autoinmunes, enfermedades en las que el sistema inmune ataca al propio organismo. En el resto de aplicaciones puede funcionar en pacientes determinados, pero en todas ellas ya existen otros fármacos de probada eficacia”, concluye Caudevilla.