“EE UU, sea con Obama o con Bush, no es la policía del mundo EEUU” con esta palabras se refirió Hans Blix, político sueco que dirigió a los inspectores de Naciones Unidas en la búsqueda de armas de destrucción masiva en Irak, al papel que juega en EEUU la primera potencia económica mundial ¿Ha sido siempre así?
Julio Cañero, director del Instituto Franklin distingue entre periodos de mayor aislacionismo y otros de mayor injerencia en los asuntos externos, dependiendo de la situación que atraviese el país. Así, recuerda que los años 20 y el periodo entreguerras y tras Vietnam, “se caracterizaron por un periodo de aislacionismo” mientras que la Guerra Fría y los años 70, fueron periodos “más participativos en el contexto internacional”
John F. Kennedy (1961-63), el presidente que gestionó la crisis de los misiles
Kennedy fue presidente durante poco más de mil días (1032) y en ese escaso tiempo fue capaz de ensayar una nueva forma de hacer política, más directa y dialogante, sin mermar por ello el prestigio de Estados Unidos, más bien lo contrario. En sólo mil días JFK hizo reformas políticas, jurídicas, económicas y educativas, apoyó abiertamente los principales movimientos a favor de los derechos sociales, resolvió conflictos internacionales que bien pudieron derivar en una guerra nuclear, cultivó las relaciones con Moscú para congelar cuanto fuera posible la Guerra Fría sin perder por ello autoridad o prestigio y encabezó la carrera espacial patrocinando el proyecto que concluiría en el gran hito de nuestro tiempo, la llegada del hombre a la luna.
Kennedy tuvo que lidiar durante su legislatura con un líder astuto como Kruschev, con un emergente Fidel Castro y con una guerra que amenazaba con romper en Vietnam. El mayor acierto de su legislatura fue su buena gestión de la crisis de los misiles, en la que Kennedy supo dar un paso adelante que salvaguardó el honor y los intereses de EEUU y otro atrás que sirvió para enjuagar el orgullo de Nikita Kruschev.
Lyndon B. Johnson (1963-69), protagonizó en Vietanam la mayor escalada bélica desde la II GM
Johnson accedió al gobierno tras el asesinato de Kennedy en Dallas. Estuvo en el poder durante seis años ya que fue reelegido en 1964. En política interior, dio forma a algunas de las reformas iniciadas por su predecesor: derechos civiles y sociales así como la extensión de la Seguridad Social.
En el exterior, el presidente Johnson mantuvo una fuerte posición anticomunista. Su nombre está ligado a la intervención estadounidense en Vietnam. Cuando llegó a la presidencia, en el país asiático había unos 10.000 soldados que llegarían a ser 500.000 al final tres años más tarde. La preocupación de Johnson era detener el comunismo y evitar la temida teoría dominó que propició la mayor escalada bélica desde la segunda guerra mundial.
Richard M. Nixon (1969-74), se acercó a China
El presidente Nixon gestionó el fracaso estadounidenses de la Guerra en Vietnam que implicó a 2,6 millones de soldados en un conflicto lejano, muy criticado por la opinión pública estadounidense. Vietnam se convirtió en un trauma nacional, con más de 58.000 víctimas estadounidenses y con el que posteriormente se comparará la guerra de Irak por compartir aspectos como su duración, lejanía y víctimas.
El Presidente Nixon no había ocultado nunca ser un “halcón” anticomunista, pero siempre había manifestado su interés por una política exterior pragmática de la mano de su Secretario de Estado Henry Kissinger. Su aproximación a China buscaría terminar con la Guerra de Vietnam con la presión que China podría ejercer sobre los comunistas vietnamitas del Norte, siendo el problema fundamental de esta aproximación diplomática, la elección del momento adecuado para dar a conocer por ambas partes al mundo el cuándo y el cómo. El presidente norteamericano Richard Nixon visitó China en 1972.
Gerald R. Ford (1974-77), sin guerras en su Presidencia
El presidente Ford fue uno de los primeros en presumir que bajo su administración EEUU no se encontraba bajo ninguna guerra.
Jimmy Carter (1977-81), marcado por Irán
La presidencia de Carter estaría marcada por dos asuntos el acuerdo de paz de Camp David que posibilitaron la paz entre Israel y Egipto y el secuestro de los rehenes capturados por seguidores de Jomeini en la Embajada estadounidense. Además, la situación económica no mejoraba. El paro se situó en el 8 por ciento. Sólo el 20% de los norteamericanos estaba de acuerdo con la política en Irán, cuestión en la que, aparte de producirse un intento fallido de rescate de los rehenes, concluyó con los iraníes humillando a la presidencia del país más poderoso del mundo, al negarse a liberarlos hasta que Carter hubo abandonado la Casa Blanca. En diciembre de 1979, la invasión de Afganistán provocaría un importante cambio en la política exterior norteamericana y una modificación en la evolución de su presupuesto de defensa que se había reducido en un 35 por ciento en años anteriores.
Ronald Reagan (1982-88)
En 1980, fue elegido presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, justo después de la invasión soviética de Afganistán. Centró su interés en América Latina, donde convirtió a EEUU en un actor de primer nivel, aunque siempre tuvo imagend e centrarse en los asuntos domésticos.
George Bush (1989-93), un halcón
Desde 1973, EEUU está cada vez más interesado en asuntos internacionales hasta la caída del Muro de Berlín en 1991. Política anticubana, Guerra del Golfo, Panamá marcará la presidencia de Bush. Ordenó el inicio de la invasión a Kuwait y protagonizó la Guerra del Golfo.
Bill Clinton (1993-2001), aislacionismo marcado por los asuntos interno
Con Clinton se volvió a cierto aislacionismo marcado por los asuntos internos: educación, déficit. Sus ocho años de presidencia están marcados por más sombras que luces: el fracaso de la reforma sanitaria – una insensatez política, desde el punto de vista de Klein – marcó los primeros años de la presidencia clintoniana. Una presidencia que se inició con muchas esperanzas, con muchos proyectos de reforma que se quedaron en promesas. En política exterior no supo encauzar desafíos del terrorismo islamista radical, el papel de los Estados Unidos en el mundo después de la Guerra Fría, las relaciones con la nueva Europa o las renuencias a intervenir en conflictos donde el país creía no tener gran cosa que decir (la ex Yugoslavia o Ruanda)
George W. Bush (2001-2008), marcada por el 11-S
Estados Unidos comenzó el segundo milenio con el pie cambiado. El que era el país más seguro del mundo sufrió uno de los atentados más terribles de la historia. Desde ese momento, la política exterior del país pasó a ser uno de los puntos más importantes de su Gobierno. Hasta ese momento no figuraba como alguno de sus puntos más relevantes.
No queda claro si las intervenciones militares en Afganistán e Irak fueron fruto del 11-S o ya estaban previstas por Bush. Uno de los objetivos que si se pone en marcha junto con el jefe del Pentágono Donald Rumsfeld se centra no sólo ganar las guerras, sino en prevenirlas. Esta estrategia se basaba en una mejora en el armamento convencional y de nuevas defensas que logren disuadir a cualquier enemigo potencial.
Según varios expertos, tras el 11-S la política exterior de Bush tomó un tintes más agresivos y el terrorismo pasa a ser la amenaza número uno del país. Fue así como el 20 de septiembre de 2001 fue proclamada por W. Bush ante el congreso de su país, la doctrina de las guerras preventivas o como fue llamada posteriormente Doctrina Bush.
Desde ese momento, la política del expresidente dejaba a un lado la estrategia de instruir a fuerzas opositoras de los gobiernos que eran considerados hostiles para Estados Unidos, y en cambio promovía nuevamente la intervención directa de las fuerzas estadounidenses en algún territorio como en el caso de Vietnam.
Al-Qaeda se convirtió en su principal objetivo, de esta manera eliminó el gobierno talibán en Afganistán, que aparentemente había prestado ayuda y resguardado al terrorista Osama Bin Laden durante varios años. Más tarde atacaría Irak tras considerarlo como un enemigo objetivo para los intereses de los Estados Unidos, el Congreso autorizó al presidente el uso de las fuerzas armadas en el país del Golfo Pérsico, en caso de que éste último se negara a permitir que los inspectores de Naciones Unidas reanudaran sus actividades en la revisión del arsenal militar que poseía el gobierno iraquí en virtud de la resolución 687 de la ONU emitida en 1991.