Medios aéreos no tripulados, submarinos de gran autonomía, medios de defensa antiaéreas y antimisiles, capacidades cibernéticas…estos son los nuevos elementos y capacidades que intervienen en el campo de batalla.
El investigador principal del Real Instituto Elcano, Félix Arteaga, en su Policy Paper “La defensa que viene. Criterios para la reestructuración de la defensa de España” señala que la naturaleza de los conflictos y el impacto de las nuevas tecnologías ponen de manifiesto la inadecuación u las limitaciones de los procedimientos ligados a la Guerra Fría.
Desde los años 90 y gracias a la reducción del coste de esta tecnología punta cada vez se incorporan más estos elementos en los conflictos. Su principal ventaja es que reducen la presencia de efectivos sobre el terreno y se consigue una vigilancia más discreta del objetivo.
Los ciberataques ya son una amenaza
Los ataques cibernéticos ya no son una amenaza imaginaria. Desde el año 2007, este tipo de amenazas han ido creciendo con el desarrollo de Internet. Los estados ya buscan mayor protección en la red para procurar la seguridad nacional y proteger los sectores estratégicos de los diferentes países.
El delito cibernético es cada vez un peligro mayor. Este tipo de actividades podrían estar moviendo alrededor 241.000 millones de euros en el mundo. El robo de tarjetas de crédito, datos o identidades, el fraude bancario, los spam masivos y el chantaje son algunos ejemplos de delitos.
Dado que el empleo de la fuerza ya no es lo único útil para anular una amenaza, hay que dotar los departamento de defensa de infraestructuras básicas para prevenir y hacer frente a posibles ciberataques.