AI también acusa de crímenes de guerra a los israelíes. Así lo destaca en uno de sus informes en los que apunta que, al menos, 1.585 civiles palestinos, entre ellos más de 530 niños, murieron en Gaza y al menos 16.245 viviendas fueron destruidas o quedaron inhabitables durante el conflicto debido a los ataques israelíes, algunos de los cuales también constituyeron crímenes de guerra.
Las infracciones de los israelíes no justifican el modo de proceder de los palestinos
Luther explicó que “los devastadores efectos de los ataques israelíes efectuados contra civiles palestinos durante el conflicto son innegables, pero las infracciones que cometa una de las partes en un conflicto no justifican jamás las de la otra».
“El hecho de que los grupos armados palestinos parezcan haber perpetrado crímenes de guerra al disparar cohetes y proyectiles de mortero de efecto indiscriminado no exonera a las fuerzas israelíes de las obligaciones que deben cumplir en virtud del derecho internacional humanitario. La destrucción y las cifras de muertos y heridos que provocó la guerra entre 1,8 millones de habitantes de la Franja de Gaza no tienen precedentes y algunos de los ataques israelíes deben investigarse en tanto que crímenes de guerra”, agregó.
AI pide poner fin a decenios de impunidad
Por ello, abogó por que las autoridades israelíes y palestinas cooperen con las indagaciones de la comisión de investigación de la ONU y la Corte Penal Internacional para “poner fin a decenios de impunidad, en los que se ha perpetuado una espiral de violaciones del derecho internacional que se ha cobrado en las poblaciones civiles de ambos bandos un alto precio”.
Por otra parte, Amnistía pone también de relieve la falta de medidas de las autoridades israelíes para proteger debidamente a la población civil de las comunidades vulnerables durante el conflicto, en particular a los pueblos beduinos de la región del Néguev, muchos de los cuales no están reconocidos oficialmente por el Gobierno israelí.
Las autoridades israelíes han clasificado a la mayoría de los pueblos beduinos como «zonas abiertas» no residenciales, por lo que el sistema ‘Cúpula de Hierro’ no intercepta los cohetes allí y no hay tampoco refugios antiaéreos, cuando en los pueblos beduinos del sur de Israel viven más de 100.000 personas.