No tienen la misma popularidad de los coches eléctricos incluso llevan en funcionamiento desde hace varias décadas, pero los automóviles de Gas Natural Comprimido (GNC) renacen como una solución de garantías -en el corto plazo- para ayudar a reducir los niveles de contaminación en el aire de las ciudades.
El vehículo de GNC no es novedoso. Entre los años 80 y 90 era habitual ver taxis propulsados por gas circular por Madrid y otras localidades de la geografía española. Pero el crecimiento del diésel desplazó al mínimo la existencia de este tipo de motores.
Ahora, y debido a los nuevos protocolos de anticontaminación de las grandes urbes, han vuelto a resurgir como alternativa a las penalizaciones económicas a vehículos que generan altos índices polución.
El coche propulsado por GNC no emite dióxido de nitrógeno (NO2), uno de los elementos más contaminantes; genera un 85 % menos de óxido de nitrógeno y reduce las emisiones de CO2 en un 25 por ciento. Además, el tiempo de repostaje es similar al que utiliza cualquier automóvil que funciona con carburante tradicional (gasóleo o gasolina).
“El gas natural es el combustible más eficiente del presente. Es una energía limpia y cuidadosa con el medioambiente, debido a que minimiza la proyección de contaminantes”, afirma el director de Madrileña Red de Gas, Alejandro Lafarga.
Los coches impulsados por CNG son etiquetados por Tráfico como ECO y, por tanto, pueden circular sin ningún tipo de restricción cuando se activen los protocolos anticontaminación. Además, sus defensores se basan en la reducción notable de emisiones en fábricas y viviendas que lo utilizan.
“Ahora, el transporte es nuestra asignatura pendiente”, subraya Lafarga.
Madrileña Red de Gas ha encontrado el apoyo del Ayuntamiento de Madrid. El consistorio de la capital de España incluirá en su web información específica sobre este tipo de combustible y un mapa con las gasineras que ya hay en funcionamiento.
En los últimos años la industria automovilística le ha dado la espalda al gas natural y ha puesto el foco en otras formas de consumo, como el desarrollo de motores eléctricos o propulsados por hidrógeno. Sin embargo, la mayoría de estos vehículos son híbridos -utilizan gasolina para funcionar-, se averían con facilidad y no es fácil adquirirlos por menos de 30.000 euros.