Los sueños de los más pequeños no se pueden comprar ni por todo el oro del mundo, debió pensar Frank Stephenson Santos. Corría el año 1965 cuando Frank y su hermano corrían por las calles de Málaga para ver a su amigo Mario que se pasaba las horas en el taller de su padre jugando con los coches y las piezas que no servían. El sueño de Frank siempre ha sido dibujar y pilotar pero su padre, norteamericano, le recordó que antes de los hobbies estaba el estudio, mientras que su madre, malagueña, apostaba porque su hijo disfrutara de lo que más le gustaba, pilotar en motocross.
Antes de finalizar sus estudios en el Art Center College of Design en Pasadena (California), Frank fue campeón de motocross de Andalucia tras pasar un periplo en Madrid e Instanbul. Una vez graduado, dejó de lado la moto y se centró en su segunda pasión: el diseño. Tras pasar por fábricas tan emblemáticas como Ford o BMW, Frank obtuvo una oferta irrechazable de Ferrari para después acabar diseñando el mejor coche de los últimos tiempos en la fábrica británica de McLaren.
«Mi carrera ha sido todo un torbellino, no he dejado de crecer. He tenido la suerte de estar en varias empresas importantes en mi vida», recuerda este malagueño de 54 años afincado en Londres.
Frank llegó a McLaren después de mucho trabajo. Ya graduado en diseño, se trasladó a Colonia (Alemania) dónde comenzó a trabajar para Ford. En sus inicios trabajó en el diseño de uno de los alerones más famosos de la historia, el del Ford Escort Cosworth. Luego se incorporó a BMW, dónde tuvo que diseñar dos de los coches que han marcado la historia reciente del grupo BMW, el X5 y el nuevo MINI.
Ya en 2002 abandonó BMW para irse al Grupo Fiat, dónde ocupó el puesto de jefe de diseño en Ferrari y Maserati, el sueño de todo diseñador de coches. «En Ferrari viví mis mejores momentos como diseñador, es el sueño de todo niño. Aunque si es cierto que en Ferrari no cambian el diseño, había que ceñirse al estereotipo del coche y el diseñador pintaba poco», afirma Frank que tuvo el honor de conocer a Fernando Alonso. «Fernando es una persona muy cercana con los ingenieros y sabe mucho de coches y mecánica, eso ayuda a la evolución de la fórmula uno».
Stephenson ha diseñado los mejores coches de carreras de los últimos tiempos pero del que más se siente orgulloso es del Ms2 de Maserati. «»es un hiperdeportivo. La intencion es competir en carreras de 24 horas como Le Mans. Me dieron la oportunidad de hacer un coche para Maserati y puse todo mi empeño para sacar el mejor coche jamás diseñado. Sacamos 25 unidades», recuerda Frank.
El McLaren MP4-12C ha sido su primera creación desde que trabaja a las órdenes de Ron Dennis. «Ron es una persona tal y como aparce en la televisión, es muy seria y te exige el 120%. Cuando me invitaron a McLaren pensé que solo sería para hacer un coche pero me sorprendieron cuando me dijeron que querían que estuviera allí para fomentar el diseño de la marca y hacerla conocer.
La fábrica de McLaren es una de las mejores que existen en el panorama internacional. Costó 48 millones de euros y el jefe de la empresa dejó claro cuando la compró que la quería en blanco, color con el que Frank no estaba del todo convencido ya que ensuciaba demasiado y pronto. «Es la meca. Increíble. Es como una nave espacial, algo futurístico». Stephenson tenía que darle forma al P1, un superdeportivo híbrido en cuyo salpicadero hay un botoncito rojo de ‘kers’ (ellos le llaman ‘Ipas’), que si se pulsa se obtienen 175 caballos de potencia extra, y otro azul que activa el DRS, el mismo sistema de un F-1, que si se aprieta reduce la resistencia aerodinámica un 23%.
Frank tiene por delante un reto muy ilusionante, el P13. «Es el bebé de McLaren, es un deportivo que competirá con el 911 y estamos todos muy ilusionados», finaliza este modesto diseñador que sigue cumpliendo un sueño que hasta ahora espera no despertar.