Un brutal suceso azotó este miércoles el corazón de Usera. Tres personas fueron cruelmente asesinadas en el despacho de Víctor Joel Salas Coveñas, un abogado peruano, que fue fiscal en asuntos de narcotráfico en su país hace años, y en Madrid ejercía como letrado llevando casos penales, de extranjera e inmigración. Un halo turbio envuelve el homicidio que supuestamente se quiso cubrir con la quema de material de oficina en varias papeleras.
La Policía baraja la venganza o el ajuste de cuentas como principales hipótesis del triple asesinato. Parece ser que alguien quería pedir explicaciones al abogado peruano que no acudió a su trabajo hasta las seis y veinte, a pesar de que tenía una cita con un cliente pakistaní y con la cuñada de este a las cinco y cuarto. Tanto el cliente como su cuñada estuvieron llamando al teléfono de la oficina desde pasadas las cinco de la tarde y hasta las seis y cuarto. Una vez allí, ambos pulsaron el botón del portero automático del primero izquierda del número 40 de la calle de Marcelo Usera, en numerosas ocasiones sin éxito. Nadie subió ni bajó del despacho desde que llegaron, por lo tanto, las tres víctimas estuvieron solas durante más de una hora.
Salas Coveñas apareció con su moto y paró en la acera de enfrente de su despacho, donde se encontraban el pakistaní y su cuñada, con semblante serio les preguntó por qué no habían subido arriba. Le explicaron que no les habían abierto, así que el abogado les abrió el portal, les dijo que subieran y que él enseguida volvía, que iba a aparcar la moto. Cuando subieron vieron salir humo por debajo de la puerta, bajaron y se lo explicaron al abogado, quien subió con cierto recelo con ellos. Según han contado los testigos a teinteresa.es, al letrado le temblaban las manos y le sudaba la frente, pidió al pakistaní que abriese él. Cuando abrieron la puerta salió una bocanada de humo negro, Salas Cobeas bajó corriendo las escaleras mientras decía “las chicas están dentro, lo sabía, las chicas están dentro”.
A los pocos minutos se personaron en el lugar de los hechos el Samur-Protección Civil y varias dotaciones de Bomberos del Ayuntamiento, fueron avisados por una dependiente de la tienda de ropa que hay justo al lado de la oficina. La dependienta se alarmó cuando comenzó a ver salir humo negro de los balcones del despacho y un olor muy fuerte a quemado. El gesto serio sigue tatuado en su rostro, igual que la cara de sorpresa de los vecinos, el llanto de los que conocían a las víctimas. El barrio está conmocionado por el triple asesinato e indignado por los conflictos que sacuden día a día la zona.
Son múltiples los interrogantes, ¿por qué no estaba Víctor Joel Salas Coveñas en el despacho?, ¿por qué se resistía a subir a su oficina?, ¿qué sabía?, ¿ya estaban muertos antes del incendio?, ¿quién los mató?, ¿por dónde y cuándo escapó el supuesto asesino?
Tres muertos y muchos asustados
Las víctimas eran tres latinoamericanos. Pepe C.V., nacido en 1973 en Ecuador, cliente del despacho y amigo del dueño, murió a causa de un hachazo en la cabeza. Los sanitarios intentaron reanimarle durante algo más de media hora sin suerte. Parece ser que su visita al bufete iba a ser breve porque su coche, un Skoda blanco, se encontraba aparcado en la puerta y con las luces puestas. Maritza O.R., cubana de 46 años, a quien sus familiares y vecinos llaman Marisa. Los médicos no pudieron hacer nada por ella, la degollaron y murió desangrada. Los vecinos, entre lágrimas, recuerdan este miércoles a la rubia cubana repartiendo panfletos publicitarios del bufete. Elisa C.G, dominicana de 26 años, trabajaba como secretaria. Miembros del Samur le practicaron varios masajes cardiovasculares, pero no pudieron hacer más por la joven.
Víctor Joel Salas Coveña tenía pensado marcharse a Perú en los próximos meses y cerrar el despacho en Usera. Según narra su entorno, los problemas le desbordaban y quería huir a su país.