La nueva edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, que se publicará el próximo octubre, contiene numerosas novedades, entre ellas que incorpora palabras como “dron”, “pilates” o “positividad” que, a pesar de que son términos que manejamos en nuestra vida diaria aún no estaban en el diccionario. Tras su última versión, publicada en 2001, la Academia se ha tomado su tiempo en comprobar numerosas palabras que van surgiendo y, también, en revisar algunas entradas que, por su connotación racista o sexista, podían dar lugar a quejas.
Los usuarios del diccionario pueden, a través de la página web de la RAE, comunicar sus sugerencias y quejas a la Academia para que alguna de estas palabras se revise. Y esto es lo que hizo un abogado. El letrado se puso en contacto con la RAE para solicitar que se considerara la palabra «moro» como un término racista. Este término, que va acompañado de 11 definiciones, ninguna peyorativa, entre las que se encuentra “perteneciente o relativo a la España musulmana de aquel tiempo”, ha suscitado más polémicas, además de este curioso caso.
El escritor Arturo Pérez Reverte, que, casualmente, ocupa la silla T de la Real Academia, dedico uno de sus escritos en XL Semanal al uso de esta palabra. En su texto defiende que lo despectivo de su uso “no está en la palabra, sino en la intención con que estas se utilizan”. Mohamed Escudero, portavoz de la Junta Islámica, apoya la tesis defendida por Pérez Reverte ya que para él “si la palabra no se utiliza de manera despectiva no debe herir”. En su opinión este término no debería eliminarse del diccionario ya que es “informativo” y las personas “deben conocer los términos en uso para utilizarlos correctamente”. A pesar de ello, Escudero afirma que en los medios de comunicación deberían prescindir de su uso cuando parece entrañar connotaciones negativas. Esta afirmación recuerda el revuelo generado en 1997 con una portada del diario deportivo “Marca” donde se podía leer en su portada el titular “Leña al moro”. Esta frase hacía referencia a El Guerrouj y Morcelli, dos corredores, marroquí y argelino respectivamente, que en ese momento debían disputar el mundial de atletismo con Fermín Cacho y Reyes Estévez. Esta manera de titular valió las críticas en un artículo de “El país” del periodista Herman Tertsch: “un titular perfectamente asumible por cualquier revista neonazi prohibida por agitación e incitación al odio racial”.
Este tipo de polémicas también se ha podido ver con el uso de expresiones como “trabajas como un negro”, que en el diccionario se define como “trabajar mucho”. Desde “Borremos el racismo del lenguaje” iniciaron una campaña de firmas para solicitar que se eliminaría esta expresión del diccionario de la Lengua. Para ellos esta expresión “evoca un pasado de sometimiento que no debería repetirse”. Su petición ya tiene más de 48.000 firmas, pero la acepción se mantiene en el diccionario.
También se va a mantener la palabra “judiada”, definida como “acción mala, que tendenciosamente se consideraba propia de judíos”, ya que, según ha declarado Álvarez de Miranda, secretario de la RAE, en una entrevista a efe “es una palabrea más fina que cabronada o putada”. Y parece que son las palabras que hacen referencia a grupos étnicos las que pueden considerarse problemáticas ya que, al revisar el diccionario, podemos ver expresiones como “te engañaron como a un chino” o la definición “que estafa u obra con engaño”, en la palabra “gitano”.
Si ya nos trasladamos al uso del castellano fuera de España, podemos ver algunos usos que nos tocan de cerca como por ejemplo “gallego” que en Costa Rica significa “tonto”.
En el caso del uso de definiciones sexistas también podemos meternos en camisa de once varas. Célebre fue la «guía del lenguaje igualitario» de la exministra de Bibiana Aído y su famoso «miembros y miembras«. En esta última edición la Academia de la Lengua Española ha decidido borrar de la definición de «femenino» la acepción «débil, endeble» y de «masculino», «varonil y enérgico«. Además se incorporarán enmiendas en los nombres de profesiones o actividades que pueden desempeñar mujeres. Así ahora para la RAE hay, entre otros, alfarero y alfarera, herrero y herrera o picapedrero y picapedrera.
Como ha indicado a efe Darío Villanueva “la Academia no debe buscar la corrección política en las definiciones”, es decir, que un diccionario no puede ser políticamente correcto sino. La culpa no la tienen las palabras, sino como las utilizamos los hablantes.