Así lo ha expresado Bocos este jueves en la presentación de esta novela, en el espacio Bertelsmann de Madrid, en el que ha confesado que cuando leyó la ‘Odisea’, de Homero, se le «enganchó» la imagen de Ulises descendiendo a los infiernos y que éste fue uno de los motivos que le llevó a escribir sobre las puertas del infierno. «Yo creo que la única posibilidad que tenemos de encontrar sentido a la vida es prolongar las ilusiones de la adolescencia», ha afirmado.
De hecho ha comentado una anécdota –que relata en el libro– que le ocurrió al subir al altar de Ceres, en Sicilia (Italia), cuando le sonó el teléfono móvil y decidió cogerlo. En ese momento, un rayo le alcanzó y le dejó sin sensibilidad en varios dedos de la mano durante varios meses. Este hecho le hizo pensar que los dioses le estaban «enviando un regalo». «Eso fue lo que me motivó a seguir adelante en esta historia», ha dicho.
El escritor cántabro ha explicado que esta novela detalla todos los viajes que ha hecho para «verificar sobre el paisaje» todo lo que previamente había leído y «conmovido» sobre esta temática, lo cual ha sido «un placer», ha asegurado. Aún así, ha confesado que en algunos capítulos de esta obra se ha guiado más por lo que ha visto que por lo que ha leído. «He sido de la escuela periodística de no ser el primero que cuente la historia, sino el primero en contarla bien», ha apuntado.
«En este libro yo he ido verificando cosas y aprendiendo mucho», ha aseverado al desvelar algunos de los acontecimientos que más le han sorprendido, como la entrada de un rayo de sol en la catedral de Chartres, en el día del solsticio de verano, donde sintió que «ahí había algo inexplicable» o que el Monasterio del El Escorial se eligiera para «taponar una entrada del infierno».
UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS
Para Fermín Bocos, «una imagen vale mil palabras», pero ha matizado que hay ocasiones en las que las imágenes no necesitan de éstas, como ha sido el caso de la foto del niño hallado muerto en una playa turca. Sin embargo, ha defendido que la palabra es más eficaz y ha puesto el ejemplo de que muchos políticos, por «una buena imagen» que tengan, si su voz es «deficiente o insegura, pierden convicción». De hecho, ha asegurado que la radio «está por encima» de cualquier otro medio de comunicación y su «instrumento fundamental es la palabra».
También, ha recordado que en un principio el libro se iba a llamar ‘Cuando los dioses hablaban con los hombres’ porque esto, según él, era «un momento histórico de nuestros antepasados, en vez de ir al psiquiatra», ha ironizado.
El acto de presentación se ha enmarcado dentro de un coloquio que ha mantenido el escritor junto con la periodista Montserrat Domínguez y el filósofo José Antonio Marina. A juicio de Domínguez, este relato es «de lectura lenta y de fragua lenta también porque no se escribe en dos tardes». «Despierta una tremenda curiosidad», ha avisado.
Por su parte, Marina ha asegurado que le ha «irritado mucho» que a él no se le hubiese ocurrido esta idea porque es un tema «fantástico». «Buscar la puerta del infierno tiene una parte de intriga, de sospecha, de emoción», ha detallado.