Los deportes de invierno, los de montaña y los acuáticos son los más incompatibles con el hecho de llevar gafas o lentillas, puesto que precisan de un movimiento constante. En concreto, los deportes de invierno o de montaña suelen practicarse en un entorno donde hay una gran sequedad ambiental, un factor determinante en el uso de las lentes de contacto. No obstante, al ser un clima seco, el uso de las lentillas se complica ya que aparece la sequedad ocular.
Por otro lado, en deportes como el esquí o el snowboard es necesario proteger los ojos de los rayos ultravioleta para evitar lesiones en la retina o en la córnea.
En lo que se refiere a los deportes acuáticos, la necesidad de llevar lentillas o gafas puede suponer un problema ya que es fácil perderlas. Además, el cloro, los antialgas y los microbios del agua pueden generar infecciones oculares.
Los expertos recomiendan la cirugía láser como alternativa, antes de la opción de adoptar una actitud sedentaria como hábito de vida.