Todavía siguen saliendo a la luz nuevos datos sobre los planes que el Gobierno de Carles Puigdemont tenía para una hipotética Cataluña independiente. A tan solo 15 días del pseudoreferéndum del 1 de octubre (1-O), los miembros del Ejecutivo autonómico discutían las posibilidades de formar un Ejército propio, emerger como un Estado neutral o, en su lugar, buscarse el respaldo de un tercer país que le proporcionase estos servicios.
Estas intenciones se recogen en el sumario sobre la investigación del 1-O y que se lleva a cabo en el Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona. El documento incautado a los independentistas analiza -con fecha del 14 de septiembre de 2017- los elementos de seguridad del futuro Estado soberano.
Los autores del informe, un grupo de asesores de los eurodiputados de ERC, reconocía que era imposible asumir las competencias de Defensa: “El desarrollo de un sistema de defensa puede tardar entre cinco y diez años en estar totalmente desplegado”. Así, durante el periodo de transición a la independencia se verían obligados a depender de otro país.
«Algunos estados europeos podrían estar dispuestos a garantizar protección para evitar que Cataluña se convirtiera en un agujero en las puertas de Europa, pero es poco probable que aceptaran esta carga a perpetuidad», se desliza en el documento.
No obstante, estos asesores internacionales también veían “poco probable” un que el Gobierno española organizase un ataque armado contra Cataluña. Pero no completamente descartable.
Los independentistas se equiparaban a Austria, Dinamarca y Suiza como países similares a Cataluña en población, dimensión o PIB. En este sentido, se basaban en estos datos para calcular que necesitaría un Ejército compuesto por entre 18.000 y 22.000 efectivos. «La República catalana deberá plantearse si quiere un cuerpo de defensa y cómo será, si compuesto por profesionales o por milicias».
Costa Rica y Panamá aparecían en el informe como países neutrales sin unas Fuerzas Armadas propias que dependen de otros estados y cuentan con una policía militarizada para su defensa. Pero los asesores les indicaron que no reduciría los costes y, además, «presenta inconvenientes» por la dependencia externa.
Organismos internacionales
Uno de los aspectos más endebles del documento es el de la pertenencia a los organismos internacionales como la Unión Europea y la OTAN. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ya les había advertido que una Cataluña independiente saldría de facto de estas instituciones; sin embargo, los autores recomendaban formar parte de estas organizaciones “en lugar de mantenerse al margen”.
Pero el bloque no estaba muy convencido de su integración en la OTAN, ya que, a su juicio, la sociedad catalana detenta un sentimiento “antiimperialista”. Formar parte de la Alianza, refleja el informe, sería un gesto de “compromiso” con los miembros de la Unión Europea.
En cualquier caso, contemplaban la integración en el ‘Partnership for Peace’, un programa de la OTAN destinado a estrechar las relaciones con otros estados europeos y la antigua Unión Soviética que «ofrece algunas ventajas” sin estar obligados a contribuir económicamente.
El documento revela las lagunas del ‘procés’ a tan sólo dos semanas del pseudoreferéndum independentista. Ni Cataluña tiene posibilidades económicas para afrontar su defensa ni ninguna de estas organizaciones supranacionales, al igual que los socios europeos, hubiese reconocido la hipotética República catalana.