Varios grupos de intelectuales portugueses y españoles del siglo XIX dieron nacimiento al Iberismo. Estos ideales fueron promovidos principalmente por movimientos republicanos y socialistas de ambos países. Sin embargo, tras la unificación de Italia y de Alemania, los Estado-nación europeos, incluídos España y Portugal, intensificaron su nacionalismo bélico y excluyente. También a fines del siglo XIX, y de la mano de Marcelino Menéndez y Pelayo en España y Oliveira Martins en Portugal, nació el iberismo cultural, que orientaba dicho movimiento hacia ámbitos exclusivamente prepolíticos.
Ya en el siglo XX, el Iberismo, más que una doctrina explícita, fue el presupuesto de algunas concepciones políticas y sociales de izquierda, tal y como quedó de manifiesto en la I República Portuguesa (1910) y en las doctrinas de grupos anarquistas españoles y portugueses, como la Federación Anarquista Ibérica y la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias.
Tras la adhesión de los dos países a la Unión Europea en 1986, las relaciones entre España y Portugal, tanto a nivel económico como político y cultural, se han estrechado durante estos últimos años de forma tan rápida como intensa. Hoy en día, el Iberismo cuenta con una creciente presencia en Internet, donde una serie de blogs y páginas webs han retomado la idea de unificar ambos países. Está unidad, según los iberistas, podría ser en términos de unificación política, de federación o meramente de amistad cultural.
De entre los neo-iberistas, el grupo con más fuerza en la Red es el Movimento Partido ibérico, fundado y dirigido por Paulo Gonçalves, 42 años, coordinador de redes de gas y residente en Covilhã. Gonçalves propone formar un bloque “fuerte y prospero” entre los dos países con la creación de un Banco Central Iberico para defender con efectividad los asuntos comunes de España y Portugal. Gonçalves señala que “la falta de liquidez de la alta finanza mundial ha hecho que las firmas de rating -amigas de estos financieros- hayan descendido las clasificaciones de los países para después incrementar los intereses a cobrar y, de esta forma, ganar mucho dinero para sus clientes”. Para que esto no vuelva a suceder, Gonçalves sugiere formar un bloque ibérico con un banco central único.
Gonçalves va más allá y también propone que la Península Ibérica sea el “disco rotatorio” de personas, capitales y mercancías para Latinoamérica y el África lusófona, sin olvidar Timor Este. El Movimento Partido Ibérico también piensa que la unidad de España y Portugal haría que estos dos países dispusieran de la mayor industria marítima del planeta. De esta modo, la nueva nación llamada Iberia sería la suministradora de pescado de gran calidad para toda Europa.
Pero hay más. Portugal y España, juntos, tendrían el control de casi todo el Atlántico norte en términos de tránsito marítimo y aeronáutico y serían el mayor y mejor destino turístico de Europa, “lo único que hay que hacer es uniformizar la oferta en términos ibéricos. Por su puesto que hay que unificar las cuestiones fiscales, la imagen para el exterior, la red de ofertas, etc, pero eso son asuntos técnicos. Lo primero que tiene que suceder es la idea y la voluntad”, señala Gonçalves, que también cree que la unidad ibérica serviría para que el vino, el corcho y el aceite de oliva de ambos países sean mejor conocidos en todo el mundo como lo que ya son: productos agrícolas de excelencia.
“Estoy absolutamente convencido de que el aliento de los españoles con la precaución de los portugueses es una formula de éxito que ambos países no se pueden perder”, concluye Gonçalves.