La violencia de género es una práctica que viene desde los primeros años de la humanidad. Los regímenes de convivencia antiguos ya establecían claras diferencias entre hombres y mujeres, en los que el varón era el “dominante”.
Así lo expone Jorge Zurita en su tesis doctoral sobre la violencia contra la mujer de la Universidad Autónoma de Madrid. Este joven recoge la historia y tradición del maltrato tanto físico como psicológico sobre el sexo femenino desde los pueblos antiguos, donde en logares como Roma, Esparta o Grecia la mujer era tratado como una “cosa”, a excepción de Egipto que valoraba mucho la figura femenina.
Ya en el siglo IV el Corán recogía que “los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos y a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebeles, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande”.
Zurita recoge en su tesis también que en la Edad Media se afianzaron las ideas de desigualdad de las mujeres que en mucho país aun siguen vigentes. Se ensalzó el valor y el empoderamiento del hombre sobre la mujer, que apenas tenía ningún tipo de derecho: no podía poseer propiedades, no podía trabajar ni ganar dinero e incluso en las cárceles eran tratadas como esclavas al servicio de los carceleros y otros presos.
Y no es hasta el siglo XVII cuando algunas personas comienzan a creer en la idea de que la mujer no es una cosa ni propiedad del Estado y empieza a condenar la violencia brutal contra las féminas fuera del hogar. También surgen las primeras pinceladas del feminismo con María Le Jars de Gournay y su obra ‘La igualdad de los hombre y las mujeres’.
Por lo demás, la figura femenina sigue sin derechos propios como persona, al igual que en el siglo XIX a pesar del nacimiento del movimiento sufragista femenino británico, que no consiguió su objetivo hasta 92 años después.
El siglo XX, nacimiento de los ideales de igualdad
A pesar de que a principios del siglo XX todavía existían en Europa y en el resto del mundo civilizado numerosas leyes que disculpaban la violencia de los hombres contra las mujeres y sus hijos en el círculo doméstico.
Pero es a partir de la mitad de siglo, y sobre todo a finales, cuando se comienzan a tomar medidas contundentes contra aquellos hombres que maltratan tanto psicológica como físicamente, tanto dentro como fuera del hogar.
El 6 de junio de 1951 la 34º reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se adopta el Convenio número 100 “relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor”.
Tres años después, la Resolución 843 de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre “Condición de la mujer en derecho privado: costumbres, antiguas leyes y prácticas que afectan a la dignidad de la mujer como ser humano”, insta a los Estados miembro a abolir costumbres y antiguas leyes que permitan suprimir la práctica de poner precio a la novia, asegurar a la mujer una libertad completa para la elección de marido o garantizar la posibilidad de volver a tener relaciones en el caso de viudedad.
En la década de los 70 también se empezó a trabajar en los países desarrollados en violencia doméstica contra las mujeres.
Desde los 80 hasta la actualidad, la mayoría de países del mundo han adoptado medidas que condenen cualquier tipo de discriminación o violencia contra las mujeres, aunque todavía hay muchos que no se pone en práctica. Algunos países africanos y árabes como el Congo, India o Afganistán, continúan a día de hoy con prácticas atroces como la ablación, el matrimonio antes de los 18. Además, las violaciones sexuales y la violencia machista siguen siendo una lacra mundial que afecta a una de cada tres mujeres en el planeta.