Con el 40% de los hogares sin capacidad de afrontar gastos imprevistos, y el 12% con problemas serios para llegar a fin de mes, la consecuencia es que el consumo en bares y restaurantes cae, y mucho en algunos sectores. La hostelería ha cerrado un 2012 negro por el desplome un 7% de los ingresos, según los datos de la consultora DBK.
El desplome de la facturación, que se situó en 15.000 millones de euros, sigue la tendencia en el mercado desde hace cuatro años por el deterioro del bolsillo del consumidor; además, a partir de septiembre subió el IVA, lo cual agravó la caída de las ventas.
Según el anuario de consumo de Nielsen, las ventas se han reducido un 3,3% y ha bajado un 3,2% la cifra de establecimientos.
Pero hay un sector que no solo sortea la crisis, sino que la coyuntura supone una oportunidad para despegar. La comida rápida aumentó un 4% sus ingresos y ya representa el 18% del mercado de la restauración -que lo conforman 220.488 locales. Estos establecimientos de comida precocinada facturan ya 3.000 millones de euros.
En cambio, el clásico bar con servicio de mesa sigue perdiendo terreno. En 2012 se redujo la facturación un 8%, mientras que las cafeterías perdieron un 6% de ingresos.
Se cierran pequeños negocios y crecen las cadenas de restauración, que aumentan el peso en el mercado ante la caída de ventas y la expansión de grupos empresariales. Estas cadenas ya representan el 34% del mercado, con 5.570 millones de euros, diez puntos porcentuales más que en 2007.