Cerca de 2.000 personas, sobre todo ancianos, extranjeros y discapacitados, han sido estafados por una red de falsos instaladores de gas, que llegaban a cobrar entre 50 y 390 euros por supuestas revisiones y trabajos innecesarios, aunque de alguna víctima llegaron a obtener 2.500 euros.
Los detenidos operaban en Madrid, Cataluña, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Galicia, Baleares, Andalucía y Comunidad Valenciana, a través de un entramado de hasta sesenta empresas que llegaron a acumular una deuda con la Seguridad Social de casi 4 millones de euros.
Según las investigaciones, los falsos revisores del gas acudían a domicilios de personas especialmente vulnerables y las amenazaban con cortar el suministro o con importantes multas si se negaban a una revisión que calificaban como obligatoria.
De este modo, llegaron a obtener hasta 2.500 euros de una sola víctima y a asediar a ancianos a los que estafaron varias veces en días consecutivos o acompañaron al cajero automático para que retiraran la mayor cantidad de efectivo posible.
Es el último caso conocido en nuestro país. La Policía advierte de que estos delitos han aumentado con la crisis.
Aumenta la picaresca
Que la crisis agudiza el ingenio es un dicho que los estafadores han llevado a rajatabla. El aumento de los timos a ancianos registrado en los últimos años obligó al Ministerio de Interior a tomar medidas. En 2010 se aprobó el Plan Mayor Seguridad, para reforzar la presencia policial en zonas de mayor afluencia de mayores, como parques, centros de día o residencias de ancianos. Los agentes multiplicaron también las charlas informativas a personas de la tercera edad, para advertirles de las principales modalidades de estafa y enseñarles a protegerse de ellas. Las víctimas preferidas suelen ser mujeres de más de 65 años, que viven solas y padecen además alguna situación de minusvalía o enfermedad crónica.
La Policía advierte de que el principal obstáculo con el que se encuentran para hacer frente a estos delitos es la falta de denuncias. Muchos no acuden a comisaría por la vergüenza de saberse víctimas de una estafa, y esto dificulta las investigaciones. Por ello, no existen datos fiables de cuántos podríaan haber sido blancos de un timo. Sí se sabe, por ejemplo, que alrededor del 13 por ciento de ancianos han sido estafados por sus cuidadores, que se aprovechan de la situación de soledad y del abuso de confianza para sonsacarles su datos bancarios y sustraer dinero de sus cuentas. Bien directamente o a través de delincuentes que serán los encargados de acometer la estafa final.
Los casos demuestran que la picaresca no tiene límites. En una de las estafas más frecuentes en nuestro país, las páginas de esquelas de los periódicos se convierten en toda una base de datos para los timadores sin escrúpulos. Pasado el sepelio, se presentan en casa del finado para exigir el pago por un servicio adeudado. Frecuentemente, la edición de una Biblia. ¿Cómo va a resistirse la familia a cumplir la última voluntad del fallecido?
La Policía advierte de que existen tantos tipos de estafa como estafadores y alertan de que los timos de toda la vida, como el del tocomocho o la estampita, siguen más vigentes que nunca. Y además modernizados. El año pasado, un vecino de El Campello, Valencia, denunció haber sido víctima de una modalidad de “estampita” del siglo XXI, que se aprovecha de los cajeros que tienen ingresador de billetes. El hombre había vendido su coche de alta gama a un particular que hizo un pago de 19.000 euros,con papeles de periódico a través de varios ingresos en su cuenta. Cuando el banco comprobó que en realidad eran billetes falsos, canceló la operación. Pero el estafador ya se había hecho con el vehículo, que revendió en poco tiempo. La estafa fue posible porque algunos bancos computan la entrada de dinero antes de la pertinente comprobación.
En ocasiones, la estafa se limita a pocos euros, pero en otras, alcanzan montantes millonarios. En septiembre del año pasado, dos personas fueron detenidas por un delito de estafa a través de “cartas nigerianas”. Los detenidos engañaban a sus víctimas, ciudadanos de Canadá y EEUU en Marbella, a través de misivas remitidas supuestamente por un despacho de abogados de la localidad en las que se les comunicaba una herencia de diez millones de euros de un cliente del bufete cuyo apellido coincidía con el destinatario. El dinero podía ser reclamado, pero a cambio de ingresar en un número de cuenta, la mitad de la herencia en cuestión. Con esta estrategia, los detenidos se hicieron con dos millones de euros.
La culpa la tiene el cerebro
¿Por qué los delincuentes eligen a ancianos? La pregunta, aunque ellos lo desconozcan, tiene una explicación científica. La “culpable” es la zona ventromedial del córtex prefrontal, la parte del cerebro que se encarga de nuestra incredulidad y que se deteriora con los años. Según un estudio llevado a cabo en la Universidad de California, los cambios provocados por la edad en esta zona cerebral reducen la capacidad de las personas mayores para identificar a personas poco de fiar. Por ello, los ancianos se ven en muchas ocasiones incapaces de percibir pistas comunes que llevan a desconfiar de una persona.