El Gobierno ha repatriado a un ciudadano español diagnosticado de ébola en Sierra Leona. El sábado el Ministerio de Sanidad dio la noticia a través de una nota donde se informaba que se trata del hermano Manuel García Viejo, de 69 años y nacionalidad española. Es director médico del Hospital San Juan de Dios en la ciudad de Lunsar y natural de la localidad berciana de Folgoso de la Ribera.
García Viejo estaba recibiendo cuidados en una unidad de ébola de Freetoown, y manifestó su voluntad de ser trasladado a España. El religioso es médico especialista en medicina interna y diplomado en medicina tropical, y pertenece a la OHSJD desde hace 52 años, dedicando los últimos 30 a trabajar en África. Desde hace 12 años es el director médico del Hospital San Juan de Dios en Lunsar. Sierra Leona, junto con Guinea Conakry y Liberia son los tres países más afectados por el virus.
Está ingresado en el mismo hospital que Pajares
Una vez ha llegado a Madrid, un dispositivo de Sanidad Exterior lo ha recibido en el aeropuerto y fue trasladado al complejo hospitalario La Paz, Carlos III de Madrid, donde fueron tratados tanto el padre Miguel Pajares como la monja Juliana Bonoha.
España está trabajando en coordinación con otros países para la preparación de los protocolos de repatriación, así como el «abordaje del virus ébola». Además, ha apuntado que se ha informado al resto de países sobre la repatriación. También ha indicado que el riesgo de salud pública es «prácticamente nulo».
La directora general de Salud Pública, Vinuesa, ha añadido que no hay más españoles en el Hospital San Juan de Dios en la ciudad de Lunsar, si bien la Orden tiene otro hospital en el país. Vinuesa ha añadido que las comunicaciones con el país han sido complicadas.
De hecho, el Gobierno de Sierra Leona impuso este viernes un toque de queda de tres días para frenar la expansión del brote de ébola en el país, donde el número de infectados supera ya el medio millar. Durante el toque de queda, unos 30.000 voluntarios y sanitarios visitarán casa por casa para a los seis millones de habitantes para concienciarles del virus y aislar a los enfermos.
Lecciones de vida
Manuel García Viejo es un hombre comprometido y fiel. Lo avalan sus más de 50 años de entrega a la Orden Hospitalia de San Juan de Dios. El año pasado cumplió sus bodas de oro haciendo lo que siempre ha hecho, ayudando a los demás. En una entrevista concedida a la revista de la Orden San Juan de Dios, el religioso hacía un repaso a su trabajo encomiable en un continente que le ha definido como persona y profesional: África.
Este continente, que se le conoce como la cuna de la humanidad, al que lleva vinculado más de 30 años, primero en Ghana en 1982 y en Sierra Leona desde 2001, lo considera García Viejo como su gran lección de vida. “Siempre me ha llamado mucho la atención la forma de vivir de la gente de África”, confesaba el religioso, por las «pocas necesidades que tienen aquí, los fuertes lazos familiares y que nunca pierden la paz y la sonrisa». “Viven y disfrutan del presente sin preocuparse demasiado por un futuro siempre incierto”, apuntaba García Viejo en 2013.
El Hermano García Viejo nació en Folgoso de la Ribera hace 69 años. Se licenció en Medicina en León en el año 1975 y posteriormente se especializó en Medicina Interna.
El religioso habla de África fascinado y con admiración. Destaca la filosofía de vida de los africanos, por sus fuertes lazos familiares, la capacidad de sufrimiento que han desarrollo, su religiosidad y lo felices que son, y sus sonrisa perenne a pesar del sufrimiento.
Tras más de treinta años en África, lleva desde 2001 dirigiendo el hospital de Lunsar, que fue fundado por los hermanos de la Provincia de Aragón hace 45 años. Es un hospital general y fue durante un tiempo el hospital de referencia para la provincia Norte de Sierra Leona. «La gente del entorno del hospital es sencilla y agradecida y que tiene muchas necesidades, por lo que acepta la presencia de los extranjeros que trabajan en su desarrollo. No encuentran grandes problemas de convivencia y valoran y aprecian la labor de los hermanos tanto en el hospital como fuera».
A pesar de las necesidades y las limitaciones con las que que tiene que trabajar, García Viejo, lo tiene claro: no se irá. “Aquí he encontrado la paz y no echo de menos las cosas que dejé atrás para venir”. El religioso tiene una máxima: “mientras tengamos salud y podamos seguir aportando algo en estos países, aquí estaremos”.
El caso de Miguel Pajares
El primer caso de ébola en un español fue el del también hermano de San Juan de Dios, Miguel Pajares, fallecido el pasado 12 de agosto en el Hospital Carlos III de Madrid, donde había sido trasladado tras contraer la enfermedad en Liberia.
Pajares había permanecido aislado desde el 4 de agosto en el hospital San José de Monrovia (Liberia), junto a otros trabajadores del centro sanitario, tras la muerte por ébola de su director, el hermano Patrick Nshamdze.
Los análisis confirmaron al día siguiente que Pajares había contraído la enfermedad y el 7 de agosto fue repatriado en un Airbus A310 del Ejército del Aire medicalizado en el que además viajaba la monja de origen guineano y pasaporte español, Juliana Bonoha, que no padecía la enfermedad.
Dos días después de la llegada a España de Pajares y Bonoha, en el hospital San José de Monrovia murió la monja de la Inmaculada Concepción Chantal Pascaline y el 11 de agosto falleció el religioso y enfermero George Combey, ambos compañeros de Pajares, mientras que la tercera aislada del hospital de Pajares, la monja Paciencia Melgar, consiguió superar la enfermedad en el hospital ELWA de Liberia, gestionado por Médicos sin Fronteras.
Pajares fue tratado en España con el ZMapp, el medicamento que se está administrando en EEUU de manera experimental, y que se puso a disposición de los médicos del hospital Carlos III tras ser autorizado por el Ministerio de Sanidad.
Desde el pasado mes de marzo se intensificó el brote actual de ébola en Guinea Conakry, que se ha extendido a poblaciones de Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Senegal.
Según los datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), este brote de ébola, del tipo ébola-Zaira, ha infectado a unas 5.500 personas y ha causado más de 2.600 muertos. Pero la OMS cree que esos cálculos pueden estar por debajo de las cifras reales.
La cepa Zaire es una de las más agresivas y letales, dado que tiene uno de los índices de mortalidad más elevados -en torno al 90 por ciento- entre los virus patológicos humanos.
El virus del ébola se detectó por primera vez en 1976 en dos brotes epidémicos casi simultáneos ocurridos en Nzara (Sudán) y Yambuku (República Democrática del Congo).
De los diferentes brotes que se han registrado desde 1976 hasta ahora, el actual es el que más muertes ha provocado, seguido del ocurrido en 1995 en Kiwit (Zaire), donde una epidemia de ébola-Zaire afectó a 315 personas y unas 254 fallecieron, con un índice de mortalidad del 81 por ciento.
Hay cinco variedades del virus del Ébola: Sudán, Zaire, Reston, Côte d»Ivoire y Bundibugyo, de las cuales, Sudán, Zaire y Bundibugyo se han asociado a importantes brotes de fiebre hemorrágica en África.
El virus es transmitido al ser humano por animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por contacto directo con sangre, líquidos orgánicos o tejidos de las personas infectadas.
Los primeros síntomas de esta enfermedad son fiebre repentina y alta, debilidad intensa y dolor muscular, de cabeza y de garganta, seguidos de vómitos, diarreas, erupción cutánea, funciones renal y hepáticas alteradas e intensas hemorragias internas y externas.
El periodo de incubación -intervalo desde la infección hasta la aparición de los síntomas- varía de 2 a 21 días.
La fiebre hemorrágica del ébola es una de las enfermedades más mortíferas para el hombre al provocar brotes epidémicos con una tasa de mortalidad del 25 por ciento al 90 por ciento.
El protocolo de actuación
La Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica cuenta ya con un protocolo general de vigilancia de las Fiebres Hemorrágicas, por lo que tanto la definición de caso como las medidas a seguir propuestas en este procedimiento están basadas en dicho protocolo.
La parte más importantes es el diagnostico de la enfermedad. Para el diagnóstico se deben enviar muestras al laboratorio de referencia de esta enfermedad que es el Centro Nacional de Microbiología del ISCIII. En el procedimiento se detalla el tipo de muestras a recoger para el diagnóstico y el modo de envío de dichas muestras.
Los médicos que detecten un caso deben notificarlo de forma urgente a los Servicios de Salud Pública de las CCAA y desde ahí al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Desde el CCAES se transmitirá la información a los organismos nacionales e internacionales establecidos.