En 2005, los grandes fabricantes de gel (Fa, La Toja, Magno, Sanex, Lactovit, Kinesia y Heno de Pravia) decidieron reducir el tamaño de sus botes sin cambiar los precios. Una artimaña que les permitió aumentar sus ingresos por encima del 15 por ciento. Pero el pacto del jabón olía tan mal que algunos empezaron a ponerse nerviosos. Así que el mismo día que entro´en vigor el programa de clemencia de la comisión Nacional de Competencia dos de las marcas corrieron a confesar la existencia del cártel para librarse de las multas. Henkel, el primer chivato en llegar, obtuvo el perdón, mientras que Sara Lee logró que le redujeran la sanción en un 40 por ciento”
Éste es solo uno de los 101 fraudes que Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, incluye en su libro, Defiéndete (Editorial Martínez Roca) y que da idea de las estrategias de las empresas para “metérnosla doblada”. Fraudes en compañías telefónicas, eléctricas, aerolíneas, en marcas de alimentación… ofertas engañosas, contratos abusivos, préstamos trampa. Toda una artillería del engaño que Sánchez intenta destapar, mientras piensa en los 101 fraudes siguientes.
¿Todos somos víctimas de fraudes aunque no nos demos cuenta? Sí, y ese es uno de los objetivos del libro. Desenmascarar el fraude para que nos demos cuenta de que es algo ilega, de que es algo fraudulento. Hay innumerables prácticas que los hemos asumido como naturales porque creemos que si se hace así, será porque es legal. Y nada más lejos de la realidad.
¿El Gobierno hace la vista gorda? Sin duda. El fraude gubernametnal es el gran fraude. Existe una permisividad, una pasividad absoluta con el fraude que cometen las grandes empresas…
¿Tanta es la presión del lobby empresarial? El lobby empresarial gobierna. Tenemos gobiernos títeres de lobbys empresariales, bancarios… Las empresas mueven todos los hilos para decidir las políticas. Las gasolinas, la luz, todo el proceso ha sido diseñado por el sector empresarial, con permisividad total de los gobiernos. Hay una respuesta cero ante el fraude. En el libro hablo de “la puerta giratoria de ida y vuelta”. Expresidentes, exministros a sueldo de las eléctricas. De Guindos era el consejero mejor pagado de Endesa y ahora es un títere en el Gobierno. Y cuando deje de ser político, volverá a la empresa privada.
Las multas son entonces insuficientes… Hay un fraude en el libro, “el de la multa más alta”, que dice que en unos pocos días la empresa recuperaba la multa que estaba pagando. A lo mejor a un pequeño establecimiento le metes una multa de 3.000 euros y lo hundes. Y la multa es la misma para una multinacional. Es falta de miras.
¿La crisis ha aumentado los fraudes? Si, hay más fraudes que nunca. La crisis ha sido un momento que muchas empresas han aprovechado para cometer nuevos fraudes, y los gobiernos no han hecho nada. Sean del color que sean. Los gobiernos no están dando la talla, tampoco a nivel mundial.
¿Qué fraude ha vuelto con fuerza? La moda de los contratos que, de repente, aparecen a nuestro nombre pero están firmados con la mano de otro. Solía ocurrir en las altas de nuevas líneas de telecomunicaciones o en los cambios de compañía, pero se estan sumando la electricidad y el gas. Mientras aumetnan de forma alarmante las autoridades parece que no acaban de enterarse. Estas prácticas, además de fraudulentas, son delictivas. ES un delito de suplantación de identidad.
¿Es cierto que las empresas tienen Departamentos de Innovación en fraudes, como dice en su libro? Yo las llamo así. No tienen ese nombre lógicamente pero está claro que hay que tener mucha imaginación para diseñar fraudes tan sofisticados y burdos como existen. Por ejemplo, el fraude de la penalización. Lo puso en marcha hace unos años Vodafone, y consiste en que da igual el tiempo que llevemos en la compañía. La penalización es la misma, si llevamos un día o tres años.
¿Algún fraude le ha dejado con la boca abierta? Ya no me sorprende ninguno, porque creo que hay una asunción de que todo vale, de que todo se puede hacer. Y el primero, lo comete el Supremo. En la sentencia sobre las claúsulas suelo, el tribunal dijo que el fraude había sido de tal envergadura que plantea que no devuelva nada, porque si se devolviese todo lo defraudado se produciría una crisis en el sistema. Si el fraude alcanza tal dimensión, mejor dejar las cosas como están, viene a decir el Supremo. Otro fraude es el que se comete con las tarifas eléctricas. El Gobierno nos dice que vamos a tener una facturación bimensual con 1500 tarifas distintas. Es decir, no sabemos lo que nos van a cobrar hasta que nos llega la factura. Eso es un fraude en toda regla.
Habrá algún fraude que no haya podido desenmascarar… Algunas personas creen que algunas prácticas son fraudulentas, pero en realidad no lo son. Hay muchos consumidores que no son conscientes de prácticas ilegales, pero en otras ocasiones ocurre a la inversa.
Todo es reclamable. Otra cosa es la dificultad. Si una persona viene y dice que quiere acabar con las comisiones que aplican los bancos por quedarse en números rojos, le decimos “es posible, pero no es para mañana” Eso es ilegal, pero es necesario movilizar a los consumidores y hacer presión. Pongo un ejemplo. Hace dos años casi nadie sabía que vendernos el móvil bloqueado era ilegal. Pusimos en marcha una campaña para advertirlo, se elaboraron informes. ¿Y qué ocurrió? Que ahora hay multitud de consumidores que saben que es ilegal y se lo dicen al operador. Tenemos que movilizarnos.
Pero a veces nos da la sensación de que es David contra Goliat… Si nos movilizamos, si nos unimos, ganamos. La cuestión es asumir la conciencia de clase y la fuerza que tenemos. Si nos quedamos de brazos cruzados no vamos a ganar nada, porque ningún Gobierno va a defender nuestros derechos como consumidores. Cuando nos unimos ganamos. Aunque por cada fraude que logramos desmontar sufren nuevos fraudes.
¿Estamos muy dormidos? Lamentablemente sí. Pero esa es la misión del sistema, adormecer a los consumidores. Trasladarnos la idea de las empresas, que intentan convencernos con trampas y trucos de que lo que hacen no es ilegal. Pero se trata de que nos despertemos, así hemos acabado con muchos fraudes en la Historia. Acabamos con el fraude del redondeo y surgieron otros. Uno de los últimos, el del bloqueo de móviles lo hemos ganado y hemos conseguido que Movistar libere del secuestro a nuestros teléfonos. Otra cosa es que inventarán otros fraudes en paralelo. Se trata de estar permanentemente alerta y siempre exigiendo nuestros derechos. Aunque no nos podemos plantear la judicialización de los consumidores. El Gobierno tiene que asumir su papel de control del mercado, de que el mercado no se puede regular solo. Los gobiernos están tolerando el fraude y nos dicen que todo se regulará solo, que el ciudadano se las apañará para llegar a los tribunales, y al mismo tiempo se nos impide hacerlo con tasas judiciales abusivas…
¿Algún caso especial de entre todos los que ha conocido? Hay muchísimos. Pero para mí el más grave es el del desahucio. Cuando llega una familia a la que van a desahuciar vemos que, además de injusto, es un desahucio a una familia a la que el banco le debe un montón de dinero por las claúsulas suelo. Pero esa familia llega tarde a los procesos de reclamación.
A pesar de todo, ¿a usted se la han colado también alguna vez? Claro. Y, a veces, me dejo ser víctima de fraude porque precisamente eso es lo que ayuda a aprender. Una vez Vodafone me metió en una lista de morosos porque dejé de pagar al subirme la tarifa. Ellos habían actuado mal, pero la empresa me amenazó con llevarme a los tribunales. Y sufrí lo que llamo “el fraude del teleoperador que siempre llama los viernes”. Me llamaba para amenazarme con lelvarme a los tribunales y con volverme a llamar al viernes siguiente. Le dije que me llevase a los tribunales de una vez. Pero es solo una amenaza para meterte miedo y que pagues. Porque nunca lo van a hacer. Si de verdad te van a llevar no te amenazan tantas veces. Te llevan directamente.